Había anticipado, el 15 de agosto en el digital Miciudadreal, una cata y cala sobre la vestimenta usual de patricios, plebeyos, pregoneros y autoridades, en situaciones feriadas y feriables, con la pieza dress code o TTR. Y ahora, tiempo después, aunque no mucho, atisbo la circularidad de las noticias y la rotación permanente de las ideas, una vez verificada la investidura fallida de Núñez Feijóo en el Congreso de los diputados.
Y ello ha dado pie a Ángeles Caballero para escribir un panegírico sobre el tema, en la pieza del 30 de septiembre en el diario El País, Viernes de dolores para Francina Armengol, cuya información gráfica, acompañando al texto, nos presenta a una presidenta muy acalorada en la discusión, según se deduce del look del vestuario presidencial muy veraniego, muy escotado y bastante atirantado. Como si la climatización de la Carrera de San Jerónimo hubiera dejado de funcionar. Y es que el dress code armengoliano, fresco, estival y desinhibido, ya había dado lugar a algunos comentarios más estivales que parlamentarios, más de mesa tertuliana que de mesa presidencial. Donde nos participaba, Caballero, del evento relatado, donde Núñez Feijóo «volvía a recurrir al lenguaje caballeresco y medieval» [sic]. Y ello sin llevar armadura ni 'tizona', solo por el verbo poblado de honores y orgullos. Además del envite, relataba que «en el patio del Congreso, muchos asesores se dejaron la corbata en casa, y alguno cercano al presidente del Gobierno acudió con zapatillas de deporte y vaqueros. Mucha camiseta con americana y sobre todo la flor en la solapa de Carmen Calvo, tan grande que parecía tener vida propia».
Y esas zapatillas deportivas emergentes y populares, atisbadas en la tribuna parlamentaria, junto al traje completo y corbata de rigor, dieron pie al histriónico y polifuncional Boris Izaguirre para desarrollar en su sección La paradoja y el estilo, la pieza de orfebrería sabatina, El momento Óscar Puente. «Magnífica redundancia de pisar una moqueta con zapatillas, el señor Puente [Óscar, portavoz imprevisto, del PSOE en la réplica a Núñez Feijóo en su investidura fallida] ha ofrecido un punto a analizar. La zapatilla ha puesto en jaque al zapato en los últimos años». Y todo ello, toda la sesión de investidura fallida quedaba reducida al desfile del vestuario del respetable bloque parlamentario, al dress code mismo de la democracia. Como ya ocurriera en 2019 con el aterrizaje podemita en los escaños. Como si ahora de nuevo, el hemiciclo se hubiera convertido de pronto en una pasarela de la simultánea Mercedes Benz Fashion Week.