Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


Repartidor de sonrisas

28/09/2023

"Aquí soy feliz". Esas palabras estaban grabadas en un audio de WhatsApp. No sólo era importante el mensaje, sino el tono de voz con el que se habían pronunciado. No cabía ninguna duda de que así se sentía. Lo escuchó al despertarse, todavía con la pereza del inicio de un nuevo día. Y sintió su fuerza.
Al audio le seguía el envío de varias fotos en las que se veían niños con discapacidad en una pequeña aula adornada con sencillos dibujos. Volvió a escucharlo y sonrió mientras se preguntaba si sería capaz de trabajar a tope durante un año para ahorrar con un objetivo. Guardar un poco mes tras mes para conseguir irse a esos rincones olvidados y dedicar medio año de su vida a los demás. No era fácil reconocer que su contestación se acercaba más a un no…Y repitió ese no despacio, como un susurro mientras su sonrisa se deslizaba a la misma velocidad que lo hacían las gotas de agua de una ducha mañanera.
Al salir del baño, mientras preparaba un café, volvió a mirar las fotografías. Niños alegres pese a todo, niños quizá ajenos a la realidad, niños tan felices como el autor de ese audio enviado en mitad de la noche, posiblemente al término de una intensa jornada. Y sintió que se trasladaba a otro mundo, a otras historias no siempre con finales de cuento, a otra cultura, a otro idioma, a un mar de aguas revueltas en las que navegar, a una cima cubierta por las nubes… Y él no volvió a su cabeza con cierta tristeza, y pareció oírse un poco más alto. Y lo repitió, ahora sí, con la intención de convertirlo en un tal vez y recuperar la sonrisa; con el agradecimiento de que hubiera gente que ni se planteara la pregunta que se había hecho. Soles que aparecen entre la niebla de las montañas; la calma en la inmensidad.
Ahorrar no para comprar un coche, ni una casa, ni ropa, ni para programar un viaje o poder presumir del móvil más sofisticado con los amigos. Ahorrar para sumergirse en esa África más lejana, tan bella como pobre, tan rica como maltratada, tan admirada como olvidada.
"Soy feliz y mira que ser feliz aquí no es nada fácil". Vuelve a escuchar el mensaje. Y cree ver un alma blanca como esas mariposas que se posan sobre las flores, que te invitan a mirarlas y contemplar lo poco que cuesta la belleza. En una foto está Tabita en su nueva y primera silla de ruedas. Va a descubrir una cascada; en otra, Derikson, que por fin acaba de ser admitido en el colegio deseado; hay más con profesores que aprenden cómo tratar a estos niños y jóvenes llenos de sensibilidad. Cada foto encierra una pequeña conquista, pero todas tienen algo en común: ríen.
Hay personas cuya profesión es la de repartidor de sonrisas. Ellos no lo saben, pero son los que consiguen que el mundo sea un poquito mejor.

ARCHIVADO EN: Discapacidad, África