Las lluvias salvan una campaña apícola "castastrófica"

Ana Pobes
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Los profesionales del sector confían en que el agua caída cierre un año «aceptable» donde la varroa, el abejaruco y el nuevo etiquetado son los caballos de batalla

Las lluvias salvan una campaña apícola "castastrófica" - Foto: PABLO LORENTE

La campaña apícola comienza por excelencia en el inicio de la primavera, cuando el apicultor empieza a preparar la recuperación de la cabaña. Tras un arranque «óptimo» con tiempo cálido y buena humedad llegaron episodios de sequía que alarmó a los profesionales de la miel, quienes temían una campaña «catastrófica» ante la ausencia de precipitaciones. Pero las lluvias de los últimos días han mejorado las previsiones del sector, que hubiera estado abocado a una nueva campaña desastrosa sin estas precipitaciones. Agua caída del cielo que lleva a que «nos estemos preparando para culminar el año de forma aceptable, puesto que la floración más fuerte aún no ha aparecido» como así argumenta Jaime López Morena, apicultor y miembro de la asociación Profesional de Apicultores de Ciudad Real (Aspacr). No obstante, el nivel     de producción dependerá del comportamiento de la primavera, aunque sí permite descartar malas perspectivas desde un principio.

La falta de lluvias provocó que   las abejas fueran escasas y que no hubiera polen en el campo, una situación que ahora cambia por completo, pues con las precipitaciones brotarán las flores y además tendrán néctar. «En marzo y en abril no llovió nada, y esperemos que a partir de ahora, cuando se empieza a abrir el monte autóctono, se prolongue un poco más la humedad y sea un año aceptable», apunta López, quien insiste en que de no haber llegado estas lluvias y «de no haberse producido este cambio milagroso estaríamos llorando». «Hubiera sido un auténtico drama», sentencia.

José María Lucío lleva cinco años dedicándose a la apicultura. Lamenta que la lluvia ha llegado «un poco tarde», pero «ha salvado, de momento, la temporada». De no llover, «hubiera sido una auténtica catástrofe». Aunque a pesar de esta situación, el sector sigue luchando contra los principales caballos de batalla: la varroa, el abejaruco y el nuevo etiquetado. En relación a la varroa, (insecto que parasita larvas y abejas adultas y acaba con su población), López Morena señala que «se han realizado bastantes avances pero no se ha llegado a erradicar». Y por ello, añade Lucío, es vital su control y prevención con dos tratamientos anuales (en septiembre y a principios de primavera), ya que desde hace varios años es el principal enemigo de los colmeneros. De hecho, su presencia puede acabar con toda la población «de  manera brutal», añade Venancio Rincón, alcalde de Puebla de Don Rodrigo y también apicultor de la provincia quien recuerda que gente con «cerca de 300 colmenas se quedaron con una treintena» o «compañeros que se quedaron sin ninguna de las 60 que tenía» cuando «antes apenas se trababa».      

 

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