Aunque los pocos que intervinieron hicieron mucho ruido, la realidad dice que la mayoría de los hermanos mayores y representantes de las cofradías de Ciudad Real que comparecieron en el pleno extraordinario convocado el martes por el Obispado guardaron silencio ante la decisión adoptada por la máxima autoridad eclesiástica de la provincia. Así, ya fuese por mero acatamiento o por compartir la misma, el grueso de las corporaciones no expresó su opinión tras el comunicado leído por el vicario general, Miguel Esparza. No obstante, cuatro o cinco de las más de 20 hermandades si mostraron públicamente su descontento con dicha determinación
En este sentido, y pocas horas después de los hechos, la situación cambio poco y muchos de los hermanos mayores cuestionados por este diario, como el de Las Penas o la Santa Cena optaron por no pronunciarse. Mientras, desde Las Palmas se acusó al Obispado de «no usar la misma vara de medir» para todas las cuestiones relacionadas con la Semana Santa y se dejó entrever que este tipo de situaciones podría acabar con las hermandades fuera de la asociación y creando otra organización civil. Por su parte, desde el Nazareno tampoco se entró en detalle y se optó por esperar a una posible reunión de la corporación para emitir un juicio de valor. Eso sí, casi todos los representantes coincidieron en lamentar el clima de crispación que se vivió en el pleno.
En lo que respecta a los protagonistas sancionados inhabilitados para presentarse a las elecciones que convocará la junta gestora, Francisco Pérez Corrales, que no quiso manifestarse públicamente, se limitó a «acatar la decisión del Obispado, porque mi momento ya ha pasado y no tiene sentido decir más». Mientras, Emilio Martín Aguirre también declinó hacer declaraciones a este diario argumentando que «desde el principio habéis manipulado las informaciones». Además, aseguró que atendería a cualquier otro medio de comunicación, pero no a éste.