Maestría teatral y vigencia en un coloquio de perros

M. L. / Ciudad Real
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Los actores Chema de Miguel y Chete Lera representaron sobre las tablas del Corral de Comedias la obra de Cervantes con una subtrama de los encargados de encarnar a los canes

Obra el Coloquio de los Perros - Foto: /Fotos Festival

Si los perros hablaran… escribirían el coloquio de los hombres y en él pondrían de manifiesto algunas de las verdades que bien podrían seguir teniendo vigencia 400 años después de que Miguel de Cervantes las pusiera en evidencia en su Coloquio de los perros, una obra que se representó el domingo sobre las tablas del Corral de Comedias, en el marco del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

La pugna entre el poderoso y el débil, el maltrato a los animales, el interés que se esconde detrás de muchas relaciones humanas, la ferocidad con la que el pez grande se come al pequeño o la mera lucha por la supervivencia son puestas de manifiesto a través de un diálogo entre dos perros, de nombre Cipión y Berganza, que pueden hablar durante la noche mientras se encuentran en el Hospital de la Resurrección de Valladolid.

Incluso, aspectos que podrían parecer más coyunturales, como la propia crisis, económica o de valores, también sonaron familiares al respetable durante una representación en la que se habló de crisis de dinero, de mentiras o de promesas y con la que Cervantes retrató a los monarcas de la época a través de esta novela ejemplar.

Asimismo, durante la obra se pudo disfrutar de otra subtrama, la de los dos actores que encarnarían después a sendos perros y que narraron sus propias historias personales, las cuales, cruzadas con el devenir de los dos caninos, tejieron una interesante trama con guiños a los espectadores, creando muchos momentos para la carcajada y otros para la ácida crítica.

Chema de Miguel se puso en el papel del actor Peralta y también en la del perro Cipión, y Chete Lera dio vida al personaje de Campuzano, también ejerciendo la profesión de actor y representando al perro Berganza. Ambos interpretaron con maestría la versión de Isidro Timón y Emilio del Valle, bajo la dirección de éste último, una puesta en escena que apuesta por el metateatro y que se desarrolla con un estilo directo, ágil y en el que prima la fuerza de la palabra de los veteranos actores.