La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) ha emitido un estudio en el que se defiende la extensión de las gasolineras desatendidas porque logran bajar los precios de carburante no sólo en sus suministros, sino también en las gasolineras con personal de su entorno. Aunque, eso sí, reconocen que la competitividad de estas gasolineras automáticas se basa en que se ahorran cualquier coste de personal.
Este estudio llega cuando aún no se ha culminado una de las tareas que le quedaron pendiente al Gobierno regional de Emiliano García-Page de la pasada legislatura: la elaboración de un decreto regulador de la atención en estaciones de servicio, las populares gasolineras. La norma ha conocido ya varios borradores y el principal punto de conflicto en torno a ella es que puede suponer el reconocimiento definitivo de las gasolineras automáticas, donde el conductor no sólo se sirve él mismo sino que no hay ningún operario presente por si surge algún problema. Contra este reconocimiento, se sitúa una coalición social que une a organizaciones de consumidores como Facua, sindicatos como CCOO, que advierten de la eliminación de puestos de trabajo en el sector si el modelo desatendido se extiende; los propios empresarios del sector de gasolineras tradicionales, y colectivos de discapacitados;temerosos de que personas con movilidad reducida puedan sufrir un problema al repostar sin contar con un operario que pueda asistirles. A favor, están las tendencias liberalizadoras de cualquier mercado, sobre todo en base a las directivas europeas a favor de este tipo de gasolineras, tal y como recogen los borradores del decreto hechos por la Junta. A esta última tendencia se suma el estudio de la CNMC.
El estudio toma como caso práctico a favor de las gasolineras desatendidas Madrid. En esta comunidad, sobre todo desde 2013, se ha registrado un especial crecimiento de este tipo de surtidores al permitirse por un decreto estatal su instalación en polígonos industriales y centros comerciales como equipamiento. De este modo, en la región vecina, la diferencia media de precios entre las gasolineras automáticas de operadores independientes y las gasolineras atendidas de los operadores verticalmente integrados alcanzó un máximo del 16,9% para el gasóleo A y del 12,3% para la gasolina 95 durante el cuatrienio 2012-2016, periodo analizado por la CNMC.
Además, el estudio constata que las gasolineras automáticas incrementan la presión competitiva sobre las demás gasolineras, beneficiando también a los consumidores que siguen acudiendo a las gasolineras tradicionales situadas en su entorno. Durante el periodo investigado, la entrada de gasolineras automáticas en la Comunidad de Madrid provocó que los precios de las estaciones cercanas se redujeran en alrededor de un 0,5% en gasóleo A y de un 0,21% en gasolina 95. «Esto supuso un ahorro de entre 15 y 24 millones de euros para los consumidores de las gasolineras tradicionales», remaca la CNMC en su informe.
La Comisión destaca que juega a favor de la implantación de gasolineras sin personal que «como no tienen personal para realizar el repostaje y el pago, soportan menores costes», según afirma a través de una nota de prensa. Añade como ventaja que «además, requieren menos espacio físico que las gasolineras tradicionales, lo que contribuye a que sean más baratas y permite su instalación en zonas menos atractivas para las estaciones tradicionales».
ven la legislación «restrictiva». Ante el hecho de que las gasolineras sin personal abaratan el precio de combustible para los consumidores, la CNMC encuentra llamativo que este tipo de surtidores sólo supongan el nueve por ciento del total en España. Lo contrasta con los porcentajes que logran en otros países europeos, que son bastante superiores: el 19% en Bélgica, el 24% en Holanda, el 61% en Suecia o el 66% en Dinamarca. Y apunta luego en su informe que «en la actualidad la regulación es restrictiva con esta clase de estaciones de servicio en España». Así, señala que desde 2016 se han registrado reformas en la normativa nacional y de algunas autonomías que han reducido algunas barreras a la competencia, pero han introducido otras. Así, la nueva normativa nacional ha establecido límites al repostaje de camiones, furgonetas y otros turismos grandes en las estaciones de servicio automáticas. Además, reprocha que ha dificultado el suministro de combustible a maquinaria agrícola en los surtidores de este tipo existentes en cooperativas agroalimentarias, y ha endurecido los requisitos ante contingencias de seguridad.
Por todo esto, la CNMC concluye su informe pidiendo «una revisión en profundidad de la normativa relativa a estaciones de servicio automáticas, bajo los principios de necesidad y proporcionalidad, para favorecer el nivel de competencia efectiva en el mercado en beneficio de los consumidores y usuarios».