Han coincidido en el tiempo dos reflexiones diversas –pero complementarias– sobre la administración en su conjunto en el actual momento social y económico que a todos afecta y preocupa. Formada la administración global, como todos saben, por los diversos niveles administrativos, funcionales y competenciales, desde la primera y más próxima, la local, a la más distante como es la estatal, con el paso obligado por la autonómica. Podíamos hablar, incluso, aunque no se haga, sobre la más distante y lejana, como es la administración europea que, obviamente existe, y que financiamos todos los ciudadanos de la Unión Europea. Aunque la creencia –ahora que se aproximan las elecciones europeas del mes de junio– es que de Europa solo nos llega dinero y subvenciones.
La primera reflexión no era tal sino la captura de este diario –del 27 de marzo– sobre la realidad contable de los Ayuntamientos, desde el análisis de los presupuestos, ahora que están en fase de elaboración y aprobación. En los que –más allá de advertirnos del récord de las nóminas de los funcionarios municipales– se hacía constar el peso del capítulo primero del presupuesto, conocido como gastos de personal. Y en donde se resumía ese impacto con la señalización de «que uno de cada tres euros que manejan los ayuntamientos de la provincia se va en pagar el sueldo de sus trabajadores». Aunque el dato del peso medio –ese 33%– no dejaba de ser eso un dato medio y estadístico, toda vez que las variaciones advertidas iban del 60% del total del presupuesto –en el caso de Malagón–, al 9% del Ayuntamiento de Villar del Pozo. Con un puesto medio, para el Ayuntamiento de Ciudad Real, donde el peso del personal llegaba al 41% del total presupuestado. Y ese peso de la partida del gasto de personal da para diferentes reflexiones, más allá de las llamativas diferencias existentes. Entre las que se pueden destacar la reducción evidente de los gastos de inversión que resultan de esos gastos obligatorios, añadidos a los corrientes y a los financieros.
La segunda aportación referida al universo administrativo se producía dos días después –El País, 29 de marzo– de mano del catedrático de la Universidad Pompeu Fabra Carles Ramió, denominado pesarosamente El hundimiento de la administración, donde se nos señalaba que «estamos inmersos en un proceso de claro declive y si no se implantan remedios urgentes se camina hacia un hundimiento» del universo administrativo. La paradoja de una información y otra es la disparidad del peso del gasto y de la señalada, por Ramió, como gran colapso.