José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Babel, esperanto, pinganillo

27/09/2023

El acuerdo de la Mesa del Congreso de los Diputados –previa declaración de la electa presidenta de la cámara, la muy balear Francina Armengol, con antelación a la modificación del Reglamento cameral, y elegida como tal, por acuerdo oculto y velado con las minorías separatistas–, sobre el uso de las lenguas cooficiales del Estado en el Congreso ha dado lugar a interpretaciones muy diversas: desde la melancolía a la intemperancia, desde la asimetría al esperpento. Y ha puesto al descubierto principios transaccionales ajenos a la práctica del Congreso con la llamada 'Teoría Marín', en recuerdo del presidente desaparecido prematuramente, Manuel Marín. Por ello, los diputados dotados de pinganillo –como conductores de una rara nave lingüística– daban la imagen querida por los separatistas y adláteres, de una mini Babel en plena Carrera de San Jerónimo.
Ya saben que el relato de la Torre de Babel es uno de los mitos fundacionales más conocidos y populares de la Biblia, descrito en el Génesis y donde Jehová, ofendido por la soberbia humana edilicia, que aspiraba a una megaconstrucción inaudita, intervino y decidió que los constructores resultantes hablasen un idioma distinto entre ellos mismos, haciendo imposible el acuerdo material y el consenso para continuar el programa constructivo de la torre inaudita y elevada, por más que Juan Benet en su espléndido ensayo de 1990 La construcción de la torre de Babel, imputase a aspectos de índole material y de diseño el fracaso del programa constructivo de la Torre. «Torre telescópica, de rodelas o de tambores superpuestos» la llama Benet, quien advierte que el temor de Jehová no era a que los humanos llegasen al cielo, sino «a culminar una sociedad perfecta».
En todo caso la extensión del diverso universo lingüístico universal perduró hasta 1887, cuando el oftalmólogo polaco-judío Zamenhof inventó el esperanto, que era un «lenguaje artificial, planificado y diseñado para la comunicación de los hablantes». Lenguaje artificial que cuenta con 4.953 palabras para construir el también llamado Lingvo internacia o Lengua internacional, que tuvo implicaciones políticas ciertas como puede rastrearse y anotarse. Entre Babel y el Esperanto, contamos con la posición intermedia, sostenida por Voltaire en su novela de 1759 Cándido o el optimismo, donde el filósofo por antonomasia del optimismo –en velada crítica a Leibnitz y su Monadología– es Pangloss, cuyo nombre da cuenta de un erudito que domina todas las lenguas, como se infiere de su nombre Pan –todo– y Gloss–lengua–. Todo ello, sin el actual pinganillo que tanto confunde y reconforta.