Cierto es que al pueblo español, al menos a los restos del viejo y honorable pueblo español que queda, cuando las cosas vienen atravesás, le paren los machos, cosa cada día más próxima y posible con todo aquello de los cambios de sexo -que no de saxo-, las maternidades subrogadas -que no subrayadas-, las inmensas posibilidades-, para el mal también ¡ilusos!, para el mal también- que nos abre, bien irá si no nos cierra, la novedosa inteligencia artificial, IA, que parece va a ser el lanzamiento de la Tierra, y lo demás, al espacio. Claro que de todo esto casi nadie sabe, ni quiere, ni casi puede saber, y ya veremos a dónde conduce semejante vereda. Pues sí, a nosotros, a los citados restos de la vieja y casi siempre respetable España -llamada también Iberia, o Hispania, o al Andalus, o Tierra de conejos-, que nada tienen, ni tenemos, de originales, nos paren los machos, dicho popular con el que se indicaba que alguien solía tener suerte, pese a que la cosa fuese difícil y aun imposible. Pero sí.
Fíjense si no en el condenado pandemonium que tenemos, aunque el ambiente prenavideño, y alguna noticia económico financiera que se filtra por múltiples canales, que baja la inflación por ejemplo, nos hagan creer, les haga creer a las gentes que han posibilitado que tengamos hoy el puzle de Gobierno que tenemos. Gobierno que, con su jefe al frente, ya ha recibido el primer zurriagazo que le ha enviado, desde Bruselas, el verdadero jefe en la sombra, mosén Puigdemont, y en el que marca rumbos de todo tipo y le amenaza con cortar los cables y promesas que les mantienen unidos y, ¡Dios nos asista!, votar con el PP. Se imaginan ustedes un Gobierno del PP con base numérica parlamentaria de parte de los separatistas catalanes. ¿Y yo que buscaba base suficiente para dejar de votar?; ¡Pues aquí la tengo! Pero por si era poco el enamoriscamiento que se viene a dar, y lo que cuelgue, con tanto pacto o tanta amenaza de ruptura, y, muy especialmente con ciertos movimientos de Pedro Sánchez, un auténtico peligro en muchas cosas; -luna de miel con los separatistas; cabreo de primera con el conglomerado israelí y apoyos varios; nuevo ambiente de gran complacencia y más con el sátrapa que manda en Marruecos; enfrentamiento, suavizado de cara al exterior, con nuestros socios europeos, por la unilateralidad de la política sanchista con respecto a Palestina; etc.
Y es que, por resumir, lo de Israel es grave; lo de Europa es grave; lo de Marruecos es grave; lo de los separatismos, in crescendo, es gravísimo; lo de…, es tremendo y peligroso, pero no para en sentimiento democrático y leal de las gentes, sino para lo que debería seguir mejorando día a día, como ha venido haciendo durante estos lustros recién consumidos y no lo hace. Me refiero a la convivencia general en todas sus facetas. Fíjense en lo raro que anda todo esto desde el verano para acá, que ni siquiera Pepe Bono ha aparecido para recetarle al pueblo sus habituales homilías.