La ZBE reducirá las emisiones de CO2 en casi un 10 por ciento

M. Lillo
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Ciudad Real parte de la metodología del modelo de Madrid y prevé que se registre una reducción de partida de más del 5 por ciento del flujo de vehículos

Vehículos en la calle Alarcos de Ciudad Real. - Foto: Rueda Villaverde

La cuenta atrás para la implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) ya ha comenzado y tiene en el horizonte el 1 de enero, cuando los vehículos que carezcan de distintivo ambiental que no estén censados en la capital no podrán acceder al centro de Ciudad Real.

El objetivo de la implantación de la zona es reducir la contaminación en las ciudades y su puesta en marcha se impone como una obligación en los municipios de más de 50.000 habitantes.

En Ciudad Real, «una vez implantada la zona de bajas emisiones en la zona centro se estima que los contaminantes en este ámbito se reducirán un 9,6 por ciento por lo que se refiere a CO2, un 38,8 por ciento en lo que respecta al óxido de nitrógeno (NOx), así como un 46,1 por ciento de las emisiones de partículas». De media en la ciudad, las disminuciones serían de un 3,7 por ciento, un 15,2 y un 18,1 por ciento, respectivamente.

Así se detalla en la memoria explicativa del área de Movilidad que acompaña al borrador de la ordenanza de Zona de Bajas Emisiones de Ciudad Real y que se basa en el modelo implantado en Madrid Central. De este modo, sus resultados se verían una vez arranque la ZBE en su totalidad, es decir, en 2026, teniendo en cuenta la moratoria de tres años que tienen los vehículos censados en la capital.

No es la única proyección que se incluye en la memoria adjunta de la ZBE de Ciudad Real, que prevé que en 2030 los gases de efecto invernadero se habrán reducido un 15 en la zona central de la capital y un 10 por ciento en el conjunto de la ciudad, del mismo modo que se estima que bajarán un 50 por ciento los óxidos de nitrógeno en la ZBE y un 40 por ciento en la ciudad y un 60 por ciento las partículas PM en la ZBE y un 30 por ciento en el conjunto de la ciudad.

«Se ha partido de la hipótesis conservadora de que no hay un trasvase modal ni una disminución del número de vehículos-kilómetros. No obstante, por las experiencias de Madrid Central, donde el tráfico en su interior se redujo cerca de un 15 por ciento, es previsible que también haya una reducción del número de desplazamientos. Aunque los criterios de restricción son menores se considera que la disminución de tráfico podría alcanzar el 5 por ciento en el ámbito de la ZBE y un 2,5 por ciento en la ciudad», se detalla en el documento.

«Lo que se hace es calcular qué porcentaje de la contaminación es debida al tráfico mediante el modelo de tráfico que hacemos (sabemos cuántos coches entran y sabemos qué porcentaje de cada tipo entra y sabiendo lo que contamina cada tipo de coche, sabemos la contaminación por tráfico). Y lo que se asume como hipótesis es lo que ha pasado en Madrid, que el tráfico se ha reducido un 15 por ciento dentro de la ZBE», afirma a este diario la portavoz del equipo de Gobierno y edil de Medio Ambiente, Mariana Boadella, quién defiende que la metodología del modelo de Madrid «es la más acertada para saber qué porcentaje de contaminación es debida al tráfico», asevera.

Con todos estos datos, el Ayuntamiento trabaja en la planificación de la futura ZBE teniendo en cuenta que cada día entran o salen del centro hasta 29.000 vehículos. De hecho, de fuera de ronda al centro se producen diariamente hasta 13.000 desplazamientos, a los que hay que sumar de fuera de ronda a fuera de ronda. «Aunque entre el 52 y el 54 por ciento de desplazamientos en el interior de la ronda se hacen a pie, todavía entran muchos coches al centro», comentó Boadella, quién indicó que «un efecto importante de la ZBE es que a todos nos haga pensar si realmente podemos evitar coger el coche», al tiempo que abogó por una movilidad más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.