No creo que la presentación del trabajo Ciudad Real en los años del progreso. Democracia y Autonomía (Serendipia, 2023) coordinado por José María Barreda (y contando con nueve colaboradores en áreas específicas locales y regionales) haya copado los titulares de los medios y el interés de los lectores. Confrontado como ha estado por la otra presentación mediática y casi navideña, como ha sido la de Tierra firme, segunda pieza del presidente de gobierno Pedro Sánchez (aunque con elaboración de Irene Lozano, quien repite cometido en el ghost writer) donde no emerge en ningún pasaje del texto, una reflexión cabal sobre la Ley de amnistía. Ley complicada y polémica, cuya toma en consideración se producía coincidiendo con la referida presentación local.
El referido texto cuenta a mi juicio con un argumento visible y con otro invisible. El visible es el que da cuenta de la relación del Progreso –sea lo que fuere tal hecho– con los progresistas como ejecutores de ese movimiento o impulso. Aunque tal etiqueta haya contado con la matización de Cebrián en su pieza Peligrosa expedición a Tierra Firme (El País,11 de diciembre) y de Ana Iris Simón (El País, 9 de diciembre, Lo progresista es dar dos pasos atrás). De aquí la autodenominación del gobierno central como Coalición Progresista. Curiosa denominación, que ya contó con esa apelación en 1999, en Ciudad Real, en las elecciones municipales, para dar cobertura al bloque del PSOE con el de 'los independientes de Selas'. De igual forma que en ese mismo año –y como argumento electoral de campaña– se presentó el trabajo Lorenzo Selas: un hombre, una ciudad que quiso ser todo un resumen de la época de Selas, una precuela del que ahora quiere resumir 40 años en ese binomio democracia y autonomía del subtítulo. Por más que por boca de Barreda resulte ser la llamada 'trilogía reformista'. Democracia, Autonomía y Europa. Sin amnistía.
El argumento invisible tiene que ver con lo que ya no existe. Tiene que ver con lo anotado en la presentación por José Manuel Caballero, al fijar que en esos años descritos «había un claro compromiso de todos los protagonistas políticos de empujar en la misma dirección para transformar la ciudad». Más aún, afirmó que «la época que describe este libro y en la que se produjo una situación en la que había una intención de remar en la misma dirección, con un claro compromiso de todos los actores sociales y políticos». Y esa es la melancolía que pospone y aplaza el progreso.