Pedro Sánchez ha viajado este viernes a Canarias para reunirse con el presidente autonómico, Fernando Clavijo, ante el SOS lanzado por este último, que ve cómo las islas se desbordan con más de 22.000 llegadas en lo que va de año. De fondo, la posibilidad sobre el tablero de un decreto ley que estipule el reparto de personas migrantes por toda la península. Clavijo se lo solicitó al presidente hace unos días, pero desde el Gobierno responden que esta solución debería ser ratificada en el Congreso a las cuatro semanas, lo que carece de sentido sin el respaldo del Partido Popular.
Tras la reunión de este viernes, el ministro de Política Territorial y expresidente canario, Víctor Ángel Torres, ha insistido en que la única salida posible es la reforma de la Ley de Extranjería, para la que también se necesita la mayoría del Congreso y para la que ha exigido colaboración a un PP en una encrucijada entre arropar a su líder en Canarias y el miedo a una posible pérdida de votos. "La única solución posible es una modificación legislativa en la que es fundamental el apoyo de las Comunidades Autónomas, en su mayoría gobernadas por PP", ha asegurado Torres. En conclusión, la situación actual es la misma que el pasado mes de julio, cuando PP y Junts tumbaron la posibilidad de reformar esta Ley para obligar al resto de CCAA a acoger a menores migrantes.
Quizás la cuestión migratoria sea para muchos un tema de repartos, de cuotas, de utilitarismo político entre dos posturas irreconciliables cuando se trata de vidas negras. Los unos aprovechan para sembrar el odio mientras los otros no tienen estrategia alguna para gestionar esta crisis. Pero ninguno de ellos parece haber aprendido nada de lo que ya se vivió en las islas griegas e italianas. El odio de unos jamás frenará las llegadas, porque la gente que huye de sus países tiene más miedo al hambre, a la homofobia o a la guerra que a la ultraderecha. Y la inactividad gubernamental, apelando continuamente a la solidaridad autonómica, solo creará nuevas islas jaula, puesto que ninguna Comunidad es igual de solidaria con Mali que con Ucrania. Ni con Sudán que con Venezuela.
Islas jaula como fueron Lesbos o Quíos en el Egeo; como fue Lampedusa en el Mediterráneo Central. Esta semana Canarias ha habilitado las primeras carpas puesto que los centros de acogida ya no tienen capacidad para más. Es una medida propia de la emergencia humanitaria, pero que no debe alargarse en el tiempo si no se quiere ver a España convertida en un nuevo país mediterráneo bajo cuyas lonas blancas se esconden las vergüenzas de una Europa incapaz de evitar las más de 30.000 muertes que ya se han registrado en nuestro mar en la última década.
Para tratar este asunto, Sánchez viajará la próxima semana a Senegal, Mauritania y Gambia en una gira de la que no se esperan grandes resultados. El presidente vuelve a Mauritania siete meses después de su visita junto con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al país del que salen el 83 por ciento de los cayucos que atraviesan la ruta marítima más mortífera del planeta. Ojalá de su viaje quepa esperar algún resultado más allá de nuevas iniciativas para frenar la inmigración, dinero que va a fondo perdido y externalización de las fronteras.