Un tejón de la Edad del Bronce, final del culto en el Bonete

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Los rituales en los túmulos de este yacimiento prehistórico, declarado Bien de Interés Cultural, se mantuvieron activos durante ocho siglos

Un tejón de la Edad del Bronce, final del culto en el Bonete - Foto: AYUNTAMIENTO DE TERRINCHES

La Universidad Autónoma de Madrid ha publicado un nuevo estudio sobre los mamíferos encontrados en el santuario prehistórico de Castillejo del Bonete, en Terrinches (Ciudad Real), el lugar sagrado de la Cultura de las Motillas. Este estudio indica que la presencia de restos de un pequeño carnívoro, que podría ser un tejón, aporta información sobre el final del uso de los túmulos como cámara sepulcrar y lugar sagrado para esta cultura.

"En esta investigación zooarqueológica hemos analizado fundamentalmente piezas elaboradas con hueso, asta o dientes que fueron utilizados como medios de producción o complementos para vestir y adornar a los difuntos o elaborar ídolos", ha explicado el profesor Luis Benítez de Lugo, arqueólogo director de la investigación, según ha informado el Ayuntamiento de Terrinches en nota de prensa.

De este modo, el estudio de restos de micromamíferos como un pequeño carnívoro que podría ser un tejón aportan información sobre el final del uso de estos túmulos, mientras que los perfiles de mortalidad de los grandes mamíferos sugieren una explotación mixta, tanto de productos primarios (carne) y secundarios (leche, lana y posibles animales de carga o tracción) en el caso de los ovicaprinos, bovinos y cerdos.

Las piezas arqueológicas depositadas aquí fueron puestas al servicio de un ritual creado en torno a los ancestros y a un culto solar desde el Calcolítico hasta la Edad del Bronce. Se aportan dos nuevas dataciones radiocarbónicas del yacimiento, obtenidas de una vértebra de ovicaprino, que marcan el momento de monumentalización de la cueva utilizada como cámara funeraria, mediante la construcción del Gran Túmulo 1, y el momento de uso del Túmulo 2.

La alcaldesa del municipio, Ana Isabel García Jiménez, se ha mostrado satisfecha al conocer esta nueva publicación con la que se avanza en el estudio de este yacimiento prehistórico, uno de los más relevantes para el conocimiento de la Cultura de las Motillas, y uno de los atractivos turísticos de la localidad. La primera edil confía en que la Junta siga apoyando como hasta ahora la investigación de este yacimiento en próximas campañas de excavaciones arqueológicas.

OVICAPRINOS, PERROS, RATONES Y TEJONES

El estudio publicado por la Universidad Autónoma de Madrid, titulado 'Fauna e industria en materia dura de origen animal del lugar sagrado de la Cultura de las Motillas: Castillejo del Bonete (Terrinches, Ciudad Real)', concreta que los patrones de edad de sacrificio de las cabañas de ovicaprinos reflejan un sistema de explotación mixta, en el cual la mayoría de los animales habrían sido mantenidos con vida hasta su edad adulta para poder aprovechar los recursos en vida del animal, además de los cárnicos, como son la leche y la lana en el caso de los ovicaprinos y la leche y la fuerza de trabajo en el caso de los bovinos.

Aparecen también restos de perros, sin mostrar trazas de carnicería ni verse termoalterados. Los canes son fundamentales para controlar los rebaños y protegerlos de depredadores. En vida pueden considerarse vinculados con el cuidado de la cabaña ovina, pero la frecuencia de cráneos de estos animales en depósitos rituales calcolíticos obliga a considerar la posibilidad de que la presencia de restos de perros en Castillejo del Bonete fuese resultado de un gesto simbólico deliberado, quizás de un rito de sacrificio para ser enterrados junto a sus dueños.

En la cueva se ha encontrado también una especie de ratón (Mus spretus) que constituye una introducción reciente en las faunas ibéricas procedente del norte de África, pudiendo considerarse resultado y evidencia indirecta de la navegación prehistórica. Los restos son abundantes (es la tercera especie más abundante en el yacimiento), lo que indica que en este momento su población estaba ya bien asentada en el sur de la Península. Además, la ausencia en Castillejo del Bonete de otras especies como Mus musculus, Suncus etruscus, Rattus rattus o Rattus norvegicus, que en la actualidad habitan en el entorno del yacimiento, señala que la incorporación de estas especies a la fauna ibérica se produjo en un momento posterior a la Edad del Bronce.

Finalmente, la gran concentración de restos de microvertebrados en el interior de la cueva tiene su origen en su utilización como madriguera y letrina por parte de estos pequeños carnívoros. La acumulación de excrementos y su descomposición produjeron la incorporación a los sedimentos de la cueva de grandes cantidades de huesos correspondientes a las presas ingeridas por este carnívoro, que utilizaba como madriguera, en una de sus cotas superiores, la Galería 2, una vez quedó en desuso por las comunidades de la Edad del Bronce.

El tamaño de las presas presentes en el yacimiento indican que el carnívoro que ocupó la cueva tuvo que ser de talla media o pequeña, probablemente un tejón (Meles meles), cuyos restos fueron encontrados en este lugar en el momento del descubrimiento de la cueva. La ocupación de la cueva por este animal a mediados del segundo milenio indica que en ese momento, en el Bronce Medio, había dejado de funcionar como cámara sepulcral y lugar sagrado de la Cultura de las Motillas.

BIC DESDE 2014

Castillejo del Bonete, en la comarca del Campo de Montiel, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2014 y cuenta con financiación a través de la línea de ayudas a proyectos de investigación competitivos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Es un santuario solar compuesto por varios túmulos conectados entre sí mediante corredores. Todo el complejo monumental fue edificado sobre una cueva natural utilizada como sepulcro, que consta de varias galerías. La cueva, que ha permanecido sellada desde la Prehistoria hasta su descubrimiento en 2003, está acondicionada mediante construcciones funerarias diversas. También cuenta con arte rupestre esquemático, ídolos y estelas sepulcrales procedentes de lugares lejanos depositados en su interior. Tanto su interior como los túmulos exteriores fueron empleados recurrentemente durante más de cinco siglos para enterrar personas, depositar objetos y realizar ritos de comensalidad.

Su origen data de la época del Bronce de La Mancha, la denominación historiográfica genérica de la subdivisión espacial y temporal de la Prehistoria en la Península Ibérica también conocida como Cultura de las Motillas. Grupos humanos sedentarios, que basaban su sustento en la ganadería y la agricultura, ocuparon el territorio actualmente conocido como La Mancha (gran parte de la provincia de Ciudad Real, prácticamente toda la de Albacete y parte de las de Toledo y Cuenca) a partir del Calcolítico, constituyendo uno de los sustratos indígenas que dio origen a la cultura íbera.

Los resultados de su estudio han sido publicados en revistas científicas nacionales e internacionales, incluida la prestigiosa 'Science'.