El refrán dice que quien calla otorga, pero no es así. Es la prudencia de la gente, el carácter de esta tierra llana - y más paciencia que el Santo Job - lo que hace callar y otorgar permanentemente el silencio a las medias verdades y a las mentiras que frecuentemente se cuentan. Otros, sin embargo, también muy pocos, protestan. Esta ciudad y esta provincia está llena de gente buena. Así es el carácter de la mayoría. Se calla, y cinco años después, cuando ya no hay retorno, cuando el relato ha sido modificado y modulado, entonces, solo entonces, le dices al compañero de trabajo durante el desayuno: ‘si eso ya lo sabía yo; si ya lo dije’.
Dentro de unos días se cumplen cinco años de la adjudicación de la infraestructura aeroportuaria de Ciudad Real. Lejos queda la expectativa del modelo de negocio que sirvió de base para la adjudicación, con miles de puestos de trabajo, de inversiones y de nuevas actividades. Se ha desvanecido en el tiempo. Pero nadie habla, todo el mundo es prudente y mantiene un silencio sepulcral, aunque en algunos casos la causa se intuye. Resulta significativo el silencio en torno a un aeropuerto privado de uso público y de interés general del Estado que no remonta y que debería ser prioritario para todos los representantes políticos de la provincia y región.
Cinco años en una empresa es tiempo más que suficiente para ver su trayectoria económica y sus posibilidades en el mercado. En este caso, los años transcurridos, se han consumido buscando los fondos para los avales de la compra y después intentando conseguir socios para desarrollar proyectos. No hubo músculo financiero en el momento de la adjudicación - que administradores y juez del concurso se negaban a reconocer - donde se perdieron los dos primeros años y ha seguido faltando el mismo músculo los tres siguientes para desarrollar cualquier proyecto. Se resolvió un expediente judicial, pero nada más.
Hoy, cinco años después, nadie es responsable de que la infraestructura esté aún en hibernación. ¿Acaso no se considera ya una infraestructura vital para la maltrecha economía provincial? Cuando se trata del interés general ningún representante de los ciudadanos, alcalde o alcaldesa, de pueblo o de ciudad, puede mirar hacia otro lado. Continuar así, sin soluciones, sin denunciar la ausencia de inversión, sin planes objetivos, sin integración en los planes industriales, locales provinciales o regionales, es estar desperdiciando oportunidades de negocio. La falta de proyecto tangible del aeropuerto y de su zona industrial, después de cinco años, impedirá optar a los fondos de recuperación en materia de transporte, infraestructura, energías, turismo, etc. que procedentes de Europa servirán para paliar los efectos de la crisis del COVID-19. Una vez más nos quedaremos rezagados, sin proyectos, sin fondos de recuperación, y seguiremos decreciendo. Pues eso, lo dicho, unas enormes tragaderas.
Sin nueva inversión no hay posibilidad de despegar y mucho menos en un proyecto donde su éxito depende exclusivamente de mercados internacionales. Un aeropuerto local en competencia con los aeropuertos públicos es inviable de la misma forma que lo son la mayoría de los aeropuertos nacionales. La pandemia abrió una ventana para el aeropuerto que si no se remedia se irá cerrando conforme se vuelva a la normalidad en los vuelos y aumente la movilidad con la apertura de las fronteras.
Pues querido lector, cuando eso sucede, y sucede con muchísima frecuencia, cuando se ha mirado para otro lado, lo que ha pasado es que hemos tragado. Y en esta provincia hay unas tragaderas muy, muy grandes y da lo mismo quién cuente la mentira, siempre se acaba aceptando, e incluso algunas veces se perdona y termina olvidándose. Ya puede ser un representante político el que cuente la milonga, una administración pública, una empresa privada, un tribunal de justicia... o todos al mismo tiempo en comandita. La mentira se cuenta con un fin determinado, habitualmente político o económico, y quienes tienen la obligación de denunciarla y ponerla de manifiesto, si les resulta favorable, también callan.