Mucho estaba tardando ya el aeropuerto de Ciudad Real en cabalgar de nuevo por los senderos de la estepa manchega. Lo ha hecho ahora de la peor manera posible, con nocturnidad, premeditación y alevosía. Oscuro, como todo en Sánchez, que ya es marca de la casa. Se pretende convertir la instalación aeroportuaria en barracón para inmigrantes, gran centro de recepción sin papeles y cobijo de todos aquellos que llegan a España en patera o como pueden. El escándalo no se ha hecho esperar. Entre que no lo cuentan y apenas llaman, aquí nos tenemos que enterar por la prensa, los periódicos, esos mismos que quiere amordazar Sánchez porque no le dicen lo guapo que es. Mata al mensajero, que es tan viejo como la Biblia, y pretende hacernos pagar al resto sus errores de bulto en materias tan sensibles como la inmigración. Definitivamente, creo que Sánchez es un chollo para la ultraderecha. 
Es improcedente ubicar un gran centro de recogida de inmigrantes en el aeropuerto de Ciudad Real porque no reúne las condiciones mínimas exigidas para ello. Como dice Page, sería ilegal puesto que se no prevé ese uso en las instalaciones. Pero es que resulta un auténtico disparate arreglar un problema a base de improvisaciones. Sánchez ha de reconocer su error en política migratoria. Mientras toda la Unión Europea va en un sentido, él marca el contrario y abre las puertas del país en un efecto llamada sin parangón. Naturalmente que hacen falta inmigrantes, pero de una manera regularizada y con puestos de trabajo. Estos que llaman a voces y ponen el grito en el cielo, me gustaría que abrieran sus casas de par en par y acogieran a cuantos inmigrantes pudieran. Porque esa es otra, y también tiene razón Page. Los servicios luego los ha de pagar la comunidad autónoma sin financiación. Pues eso, aquellos que quieran albergar inmigrantes en casa, que lo paguen de su bolsillo tranquilamente y así predican con el ejemplo.
Pero es que hay más, algo que nadie quiere comentar por ser políticamente incorrecto. Un gran centro de inmigrantes sin control en el aeropuerto de Ciudad Real supondría un foco de conflicto social seguro. No sólo por el propio choque cultural intrínseco, sino por la más que probable incursión en la delincuencia de quienes no tienen nada que perder ni llevarse a la boca. La imagen para la ciudad sería caótica y las empresas que quisieran instalarse en ella sopesarían mucho su inversión. Naturalmente que hay que dar servicios al inmigrante, pero de manera ordenada y con recursos. El fariseísmo tiralevitas de nada vale en un asunto como este.
Y luego está el tema político. En la ciudad se dice que esto es un castigo de Pedro a Emiliano por ir siempre a la contra. Problema para el presidente de Castilla-La Mancha entonces. Estuvo bien en el Debate sobre el Estado de la Región cuando argumentó sobre este asunto y yo lo creo. Pero como ya he escrito en otras ocasiones, la ciudadanía comenzará a pensar si sale a cuenta el enfrentamiento permanente cuando la recompensa es esta. Lo que parece claro es que el rechazo institucional es evidente y sólido. Ni Ayuntamiento ni Diputación ni Junta quieren el centro. La ciudadanía, tampoco. En lugar del aeropuerto, que ponga Sánchez su Falcon como centro de recepción de inmigrantes.