Ernesto Naranjo

Semana Santa

Ernesto Naranjo


El 'Safety Car' y la rendición de Breda

19/03/2025

En todo rito, la puesta en escena del mismo es tan trascendental como el propio rito en sí. Tras la pandemia, e imaginamos que debido a cuestiones de seguridad, pudimos ver más presencia policial tanto abriendo cortejo, como custodiando al último músico de la banda de palio de la cofradía. La incongruencia se produce cuando dos agentes de la policía local abren una manifestación pública de fe sentados en un coche corporativo, con todos sus distintivos, a escasos dos palmos de una cruz de guía. Para más INRI -nunca mejor dicho- cuando vemos este coche, por recorrido oficial, lanzar en carrera a la cofradía, con vallas y con sillas de terraza de verano a sendos lados del discurrir de la misma, pues todos nos pensamos que es el Safety Car Cofrade. Ahí no se queda la cosa, porque cuando lleguemos al palio -o al último paso en su defecto- todos los edificios se teñirán de un azul muy poco cofrade, nos referimos al resplandor totalmente innecesario de las sirenas del coche escoba policial llamando la atención del espectador para que nos demos cuenta que están cumpliendo su cometido. Entendemos las razones de seguridad de la presencia de la policía local pero, a quién corresponda, ya sea ayuntamiento, comisión permanente o el propio comisario, deberían ilustrar al cuerpo de la policía local, e instarles a abrir cortejo en el coche de San Fernando, y a que cuando lo cierren lo hagan con motor, pero sin pirulos. Es totalmente inconcebible estar asistiendo a un espectáculo para todos los sentidos como es una cofradía en la calle, y que te saquen del mismo con muchas (o pocas, como quiera verse) luces. Una procesión no es un desfile de carnaval, ni una cabalgata de reyes; por lo tanto, no debe ser tratada como tal.

Igual que miramos los agentes externos a los cofrades, hemos de mirar la viga en el ojo propio. No es admisible ver llegar un paso, y que parezca La rendición de Breda de Velázquez. Entre el cuerpo de ciriales, se ve llegar más de media docena de pértigas en alza con móviles, cámaras y pantallas. Es la nueva moda. Se entiende la necesidad de comunicar, pero hay maneras para que las pantallas no se integren como ornamento del paso en cuestión. Por ejemplo, el uso de teleobjetivos (poniéndose más lejos las pértigas en cuestión), o la técnica de la cuchará y paso atrás que siempre han utilizado los fotógrafos cofrades. Llegará el momento en que las hermandades regulen este tipo de prácticas, porque se preocuparán aún más de la estética de la cofradía en la calle. Tenemos que cuidar más lo nuestro, por ello, debemos erradicar la contaminación visual en la Semana Santa de Ciudad Real.