El comité federal del PSOE es el órgano depositario de la voluntad del partido entre congreso y congreso. Se reúne este sábado y, aún sin conocer su desenlace, no es aventurado verlo como un precalentamiento del 41 congreso a escala nacional, convocado para los dos últimos días de noviembre y el primero de diciembre en Sevilla.
Tema estrella de ambas citas será el nuevo modelo de financiación autonómica, pendiente de renovación desde 2014. Es asunto de Estado y no debería cerrarse sin consenso previo entre los partidos-pilares de la centralidad (derecho e izquierdo).
Pero el debate llega condicionado por un preacuerdo entre el PSOE y un partido independentista catalán (ERC), lo cual ha sembrado el malestar en todas las organizaciones territoriales del partido de Sánchez, excepto las de Navarra y País Vasco, que ya tienen un modelo de financiación propio, al margen del llamado "régimen común", y la de Cataluña (PSC), que aspira a tenerlo en función de dicho preacuerdo PSOE-ERC.
La palabra es "desconcierto", efectivamente, aunque Sánchez prefiere hablar de "desalineamiento", un concepto que abarca algo más que la sensación de agravio comparativo instalado en las Autonomías de régimen común, incluidas las gobernadas por el PSOE, respecto a Cataluña. Alude también al escandaloso déficit de espacios internos de reflexión y diálogo para saber de primera mano, no por titulares en medios de comunicación, lo que opinan sus dirigentes territoriales sobre el hecho de que la promoción política de uno de ellos, Salvador Illa, se quiera canjear por un modelo "privilegiado" o "asimétrico" de financiación.
El todavía presidente del Gobierno y líder del partido ha justificado la adelantada convocatoria del 41º congreso federal por la necesidad de "realinear" al partido. El PSOE está desalineado desde el congreso anterior (octubre 2021), que pretendía enterrar los cinco años de división interna que transcurrieron desde el derrocamiento de Sánchez en un comité federal (octubre de 2016). Ahora se pretende enterrar tres años del desconcierto provocado por el apareamiento de Sánchez con el independentismo catalán a cambio de seguir en el poder.
Repito: a cambio de seguir en el poder y no por afinidad ideológica ni por cumplir el mandato del congreso anterior, que fue el de la apuesta por la evolución del Estado de las Autonomías hacia un modelo federal. Nada que ver con lo ocurrido desde que el PSOE salió trasquilado de las elecciones territoriales de mayo y las generales de julio de 2023. El "desalineamiento" ha sido del propio Sánchez por maniatar a su partido con sus compromisos con Junts (amnistía) y ERC (separatismo fiscal), incompatibles con la histórica profesión de fe socialista en los valores de la igualdad y la solidaridad interterritorial.