Me refiero con la longitud de la sombra, no solo a su inversa longitud visible, de la prolongación de los soles estivales, sino también a la constatada lentitud de la sombra veraniega. O a la constatada lentitud y parsimonia –nuevamente estival– en la resolución de los problemas que se anuncian resolver y que no se resuelven por mucho que se publiciten y propaguen. Como casi siempre y como casi todo. Yo, al menos, tengo escritas notas diversas sobre el ceremonial de las sombras cuajadas –que proporcionaría a todos los paseantes y circundantes, la plaza Mayor entoldada– desde el año 2015 en el digital Miciudadreal con la pieza Elogio de la sombra. Y aquí en La Tribuna, al menos, lo he hecho, desde el mismo año con la pieza salvífica, Toldos y sombras tratando de demostrar lo razonable que es la sombra urbana –desde los elogios realizados por Junichiro  Tanizaki, en ¡1933!; por Jorge Luis Borges con su poema de 1969; y por Óscar Tusquets en 2003–, ya sea de árbol ya sea de lona plastificada o de paraguas colgado a la valdepeñera; aunque los elogios hayan servido de bien poco. Mientras tanto, poblaciones circundantes nos han ganado en la conquista de la sombra en sus calles centrales soleadas. 
Mientras que aquí en la plaza central–que en horas centrales es un horno no menos central–, no hemos pasado de falsos movimientos de las dos corporaciones anteriores, presididas por la 'muy prometedora' alcaldesa y vicealcaldesa Pilar Zamora. De todo ello, desde 2015 y desde 2018, sólo tenemos el llamado, escueto y rotundo, 'Viaje al calor'. En expresión homónima del libro de 1962 de Enrique Laborde, del cual ya me ocupé en estas páginas, justamente, antes de la insolación, el 27 de junio 2014 –diez años justos y cumplidos de viaje inmerecido y errático y de anuncios no menos erráticos y pospuestos–, dejando en evidencia que no había tal viaje a la sombra, sino al calor rotundo y, no sé, si risueño. Había un viaje como Tintín Al templo del sol. 
Por eso, extraña que ahora la nueva corporación municipal –que comanda el alcalde Cañizares, de largo recorrido municipal y que algo habría prometido en el pasado concejil de otros años anteriores, tales como los de 2011 a 2015– que cumple un año de mandato, se nos anuncia la buena nueva para el 2025 de entoldar la plaza Mayor tras el último fiasco de un falsa adjudicación y una renuncia de la contrata. Mientras tanto, el sol sale para todos.