Miguel Barba

Semana Santa

Miguel Barba


Spes non confundit

28/03/2025

Escribo estas líneas desde el gozo por la noticia de la recuperación del papa Francisco por cuya salud tanto ha rezado en las últimas semanas todo el orbe cristiano. Este orbe que celebra en este 2025 el Jubileo de la Esperanza que ha convocado el papa con la Bula Spes non confundit (la Esperanza no defrauda).

Ese mismo papa que nos mandó «hacer lío», esto es, salir a las calles a proclamar que frente a la mundanidad reinante aún quedan motivos para la Esperanza. Y muchos no entendieron qué era eso de hacer lío, y más que hacerlo se hicieron un lío ellos mismos, y con ellos a todos los que los seguían... Es el paralelismo que podemos hacer con los sonidos: no es lo mismo hacer ruido, que hacer música, y la clave está en la armonía a la hora de cuadrar esos sonidos que pudieron ser los mismos en un primer pero acompasados de forma muy distinta.

El lío que necesita la Iglesia no es un sonido hueco o vacío, tampoco un rugido estridente ni un silbido perturbador. La Iglesia, hoy más que nunca, necesita la armonía de Dios, la verdad, la bondad y la belleza unidas en una melodía tan necesaria en los tiempos que corren, que no es otra que la melodía de la Buena Noticia del Evangelio. Y he aquí las cofradías...

El pasado sábado se vivió uno de esos momentos que nos explican con la claridad y la limpieza de la inocencia de los niños por qué ser cofrade es un carisma precioso al servicio de la Iglesia. Necesitamos cofrades y cofradías que hagan música... Y el pasado día veintidós, cuando se cumplía un año desde el último Viernes de Dolores, en la Iglesia de San Ignacio, en la casa de don Bosco en nuestra ciudad, un joven nos volvió a reafirmar en la convicción de que ser cofrade es una hermosa y privilegiada forma de llegar a Dios. 

Las personas que no hacen ruido, sino música son las que hacen grandes a las hermandades. Las hermandades que no hacen ruido, sino música, son las que hacen grande esta fiesta y esta ciudad. Bastaba ver cómo en Salesianos, con un lleno hasta la bandera, el corazón de todos los asistentes fue tocado hasta el punto de las lágrimas. Porque la Humildad de Dios montado en un pollino y la Humildad del pregonero de la Hermandad de Las Palmas en este 2025 nos tocaron a todos el corazón con la suave melodía de la verdad que se esconde en lo auténticamente cofrade. 

Vivimos rodeados de ruido a todos los niveles. En la sociedad, en la Iglesia, en las cofradías. Pero a veces aparece alguien que convierte el ruido en música y nos recuerda que no podemos  perder el Jubileo de la Esperanza, porque la Esperanza no defrauda...  Gracias Chuchín por tu música.