Empecemos por articular, qué término de los tres debería ser el primero en este análisis paradójico que afronto esta vez.
Y lo he hecho porque se acercan las elecciones municipales y regionales en España y ello, aparte de generar una disfunción intestinal en muchos de los activos, sean protagonistas directos o indirectos, provoca incertidumbre, tensión, discusiones, enfrentamientos familiares y abundancia de cartelería en paredes, farolas y buzones.
Y resulta que los partidos políticos saben lo quieren, mientras que sus cabezas de lista, a veces dudan de cómo plantearlo para obtener los exitosos resultados. Por cierto, al final del recuento de los votos, todos los partidos y los candidatos han ganado, esa es la reflexión final que se vende al ciudadano. Nadie ha perdido.
En cuanto a las exenciones, segundo de los términos a tratar, diríamos que nunca está de más reflexionar sobre el sistema tributario. La problemática tributaria no descansa y, en todo momento y lugar, se debate sobre impuestos y cómo estos afectan a cada uno de los sectores, colectivos, empresas, que conforman el entramado económico. En la idea de reflexionar al respecto de aquellas cuestiones que se pueden pulir o mejorar para que nuestro sistema tributario sea lo más estable posible, equitativo y justo, y recaude lo necesario para atender las crecientes necesidades de los distintos estamentos que conforman nuestra administración. Nada es fácil, y menos contentar las distintas sensibilidades tributarias que se reivindican aquí y allá, que presionan por activa o por pasiva y que no dejan de demostrar su poderío.
Y he dejado para el final, el tercero de los términos del titular: las erecciones. Y lo he dejado porque es un tema casi tabú que está más en la mente del ser humano que en sus genitales y, sin duda, son una respuesta a la estimulación sexual.
Pero también coincide que con elecciones políticas y con exenciones tributarias, suele haber más deseo sexual del habitual, posiblemente se estimulan más nuestros órganos. Ahora bien, a los candidatos no les suele pasar lo mismo porque están presionados por las encuestas y los mítines, pero los electores –según quiénes y de qué partido sea, sí del posible ganador o del posible perdedor- la función o disfunción eréctil varía. Por eso, amigos: con elecciones a votar que es un derecho; con exenciones, a disfrutar con alguna juerga o viaje, que es un deber; y con erecciones a sentir felicidad y gozo, porque nos funciona el sistema nervioso parasimpático y eso, aparte de ser un deber y un derecho, ¡es la leche!