El aeropuerto de Ciudad Real sirve estos días para la mayor fiesta rave de Europa. Unas treinta mil personas se espera que pasen por las infraestructuras y los terrenos adyacentes hasta el próximo día de Reyes, cuando se supone que pacíficamente se disolverá la concentración. Esta Nochevieja, después de las uvas, la policía y el tráfico se vieron sorprendidos por la avalancha de vehículos que iban por la A-43 en dirección al aeropuerto. Una caravana de quinientos coches se formó ante la sorpresa de todos, mientras se montaban tiendas de campaña para albergar a tan ilustres visitantes. La verdad es que lo del aeropuerto de Cuidad Real es una película de ciencia ficción. Desde las avutardas no tienen descanso hasta la fiesta sin final de la bacanal sin rumbo, pasando por el centro Meloni que el Gobierno de España quería proyectar. Quién sabe si el frustrado proyecto no haya servido incluso de efecto llamada.
Lo mejor que podemos hacer estos días es sumarnos a la rave y ya saldrá el sol por Antequera. Parecería que una maldición bíblica ha caído sobre el aeropuerto, bien en forma de proyecto o fiesta improvisada. Igual ahora descubrimos que si no sirve para aviones, sí al menos para poner cubatas fresquitos. El hielo lo van a tener fácil, vistas las pelonas que caen estos días. La policía ya ha tomado posiciones y espera que no haya incidentes los próximos días. Al parecer, según cuentan los que saben, este tipo de concentraciones se hacen sobre la marcha a través de redes sociales, sin que nadie realmente sepa dónde acamparán para evitar así cualquier tipo de medida contraproducente. Estos chicos saben de lo que la vida. Comienza un año y se van de fiesta. Si 2025 es el año del premio gordo, ellos han empezado a tirar la ventana cuanto antes. Pedreas, aproximaciones, reintegros y muy repartido por todo el mundo. Vienen de diferentes partes del Europa y van a conocer Ciudad Real por correspondencia.
Creo que fue Nacho Hernando, el consejero de Fomento, quien amenazó en su día con expropiar las instalaciones e incluso volarlas. Ya que no vuelan los aviones, que no lo hicieran otra clase de elementos. Contendremos la respiración estos días deseando que estos señores se lleven la mejor de las impresiones de la llanura manchega, sus chupones y heladas. Han cogido malas fechas, porque hace un frío que pela… Pero igual se animan para primavera, cuando las avutardas echan a volar y hacen su trabajo también. Nos quedamos sin aviones, sin centro y ahora también sin fiesta. Esto parece gafado y no miro a nadie. Con lo fácil que es coger un Ave y plantarse en Barajas… El único que voló en la Mancha fue Don Quijote y lo hizo en Clavileño con los ojos tapados. Habrá que pensar seriamente qué hacer con esa infraestructura que no gana para disgustos. De momento, dan ganas de irse a la rave y contarlo de primera mano. Un fiestón del copón.