Diego Peretti forma parte de una lista de actores argentinos solventes como Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Miguel Angel Solá o Oscar Martínez, de los que siempre admiramos su buen trabajo. En Puntos suspensivos, un thriller ingenioso con toques de comedia negra, se plantea hasta dónde llegaríamos por conseguir el éxito. En el mismo protagoniza un espectacular duelo interpretativo frente al español José Coronado.
En este thriller se habla de proceso creativo, de ambición, y de hasta donde llegarían algunos por conseguir el éxito. No sé cuál de estas tres ideas le caló más a usted.
Fundamentalmente el hecho de conseguir el éxito sin importar cómo se llegue. En el tema del arte, de la creatividad, el artista tiene que sentirse orgulloso si la obra es genuina y propia, no si es plagiada o si llega a través de hechos que son éticamente inmorales. Ocurre en todos los trabajos, pero en el caso del arte es fácil que te roben o te expriman creativamente y que los laureles (por llamarlo de alguna manera) se los lleve otro. En esta película el hecho del talento es un bien muy preciado, oro en polvo, que es robado con el solo objetivo de ser destacado como artista. Yo jamás aceptaría esto, si yo no funcionara me hubiera ido hace años
y hubiera abordado otro trabajo en mi vida. Esta película habla de hasta dónde uno puede corromperse para lograr ser exitoso.
No sé qué ocurrirá actualmente en su país, pero en el nuestro muchos jóvenes no quieren ser médicos, profesores o abogados, solo quieren ser famosos.
Pero es que la fama no está ligada exclusivamente al arte, la fama está ligada a la intención de ser conocido masivamente. Puede ser a través del arte o cualquier otra disciplina. Hace años la interpretación tenía más que ver con ser buen actor, y a través de eso ser cada vez más conocido.
En la actualidad no necesariamente tiene que ver con el talento de lo que uno se dedique sino con la habilidad para que tu nombre y tu imagen sea distribuidora entre la mayor cantidad de gente posible.
La película, lo ha dicho el propio director, David Marqués, utiliza la palabra como arma arrojadiza. El duelo interpretativo entre usted y José Coronado es para lucirse si se es buen actor. ¿Ensayaron mucho para dar ese resultado de fluidez y naturalidad?
Toda la película es un juego, incluso la puesta en escena está preparada para que nos metamos perfectamente en nuestros personajes. Hay planos secuencia, no hay cortes, lo que nos permite a los dos actores escucharnos. En el caso de José Coronado es un actor muy de la escuela española, declamatoriamente muy claro, a mí me recuerda a Marcelo Mastroianni.
Puntos suspensivos sigue la estela de películas como La huella y hay continuos giros argumentales donde se dan la mano la mentira y la traición. ¿Qué aspecto le agradó más?
Me gustó porque son personajes que se van metiendo en un juego cada vez más peligroso. Es decir, para escribir una novela policial, mi personaje de Leo Valdivia necesita interpretar a ese individuo y ver a donde lo lleva. No es solo imaginación y en ese intento para vivir un crimen necesita matar y, si pasas ese límite, es como drogarse, lo haces una vez y ya te enganchas y no puedes dejar esa droga. Y aquí ocurre eso. El crimen se convierte en algo que tiene que ver con su subsistencia como escritor. En el caso de Jota, el personaje que encarna José Coronado, lo que le gusta es ?pervertir a las personas, de ahí que ambos formen un tándem que es explosivo, se necesitan para seguir con el éxito.