«No hay ningún sitio como España para pasar estas fechas»

J.M.Beldad
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El balonmano de élite le hizo irse de España hace una década y ahora, con 30 años y un hijo de 10, Nacho Plaza vuelve a casa por Navidad

«No hay ningún sitio como España para pasar estas fechas» - Foto: Tomás Fernández de Moya

Cuando Nacho Plaza cruza la puerta de su casa en Ciudad Real cada Navidad, el sonido del balonmano -las suelas deslizando, la resina en el parquet, los choques- queda atrás por unos días. Desde 2015, cuando comenzó su aventura internacional, el jugador profesional ha pasado gran parte de su vida lejos de España. Este año, acompañado de su mujer y su hijo de 10 años, regresa a su tierra natal para disfrutar de unas fiestas que son más que respiro: son un reencuentro con sus raíces.

Nacho, quien actualmente milita en el Tatabánya Carbonex KC de Hungría, ha vivido ya cuatro Navidades lejos de casa. Cada una de esas ausencias deja una marca en el alma. «No hay ningún sitio como España para pasar estas fechas», exclama. Entre sus destinos, Alemania o Hungría, lugares con inviernos duros que hacen echar de menos «el calor de una Nochebuena en casa». 

adaptación. Desde que dejó España, Nacho ha tenido que adaptarse a culturas y horarios muy distintos. Hungría, con su pasión por el balonmano y una exigente Liga nacional, le ha ofrecido una gran oportunidad profesional. Pero también le ha impuesto sacrificios. En un deporte tan competitivo, las vacaciones son limitadas. Este año, por ejemplo, Nacho pasará apenas diez días en su tierra. «Es poco tiempo, pero lo aprovechamos al máximo», dice. Y se siente afortunado en comparación a otros calendarios, como el de la liga española: «No nos podemos quejar».

Durante el año, el contacto con sus familiares y amigos se reduce a videollamadas. Pero ninguna pantalla puede suplir el abrazo de su madre o las bromas entre primos en la sobremesa. Esas pequeñas cosas, tan comunes para otros, se convierten en un lujo para alguien que vive a miles de kilómetros. En las Navidades que pasó en el extranjero, Nacho descubrió costumbres curiosas. Una que le llamó especialmente la atención fue ver a los alemanes tirar cohetes «durante horas la noche de Año Nuevo».

Estos días en España también le permiten desconectar de la exigente rutina de un deportista de élite. Aunque no hay descanso absoluto: Nacho recibe planes de entrenamiento personalizados que debe cumplir durante las vacaciones. «Nos controlan bastante, pero intento organizarme para disfrutar y, a la vez, mantenerme en forma», comenta.

«No hay ningún sitio como España para pasar estas fechas»«No hay ningún sitio como España para pasar estas fechas» - Foto: Tomás Fernández de MoyaCon 30 años, Nacho se encuentra en una etapa crucial de su carrera. La Liga húngara es una de las más competitivas del mundo, con equipos como el Veszprém y el Pick Szeged que destacan en la élite europea. Su equipo, el Tatabánya, pelea por consolidarse en el tercer puesto de la tabla, un desafío que Nacho afronta con determinación. A nivel continental, el objetivo en la Europa League es superar la fase de grupos. «Es una liga muy exigente, pero eso te hace crecer como jugador», afirma.

A pesar de sus logros, Nacho confiesa que el paso del tiempo le hace pensar en el futuro. «Llevo 11 años fuera y a veces me planteo si, cuando todo termine, volveremos a España o nos quedaremos en otro país». Su familia, especialmente su hijo de 10 años, ha crecido acostumbrada a un estilo de vida internacional, pero Nacho no descarta regresar para echar raíces en España, y tampoco lo hace en el extranjero: «He conocido mucha gente, no sé dónde estará mi futuro». Ahora es el momento de reconectar con su pasado, con los lugares y las personas que lo formaron. Entre cenas familiares, visitas a amigos y paseos por las calles de su infancia, Nacho encuentra un equilibrio entre su presente como deportista y el chico que alguna vez corrió por las pistas de Ciudad Real.

«Al final, la Navidad es eso: volver, aunque sea por un rato, a donde realmente pertenezco», concluye. Nacho sabe que las luces del árbol, el olor a turrón  y el eco de las risas familiares serán su refugio antes de regresar a las exigencias del balonmano profesional. En su maleta, junto al equipaje, lleva consigo la fuerza de los suyos: «Al final, donde está tu familia está tu hogar».

«No hay ningún sitio como España para pasar estas fechas»
«No hay ningún sitio como España para pasar estas fechas» - Foto: Tomás Fernández de Moya