Aurora Gómez Campos

Aurora Gómez Campos


Trump: el voto libre debajo de un puente

18/01/2024

No quiero necesitarte, porque no puedo tenerte» dice Robert a Francesca en la película Los puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995). La cinta está ambientada en 1965, por lo que es normal que Francesca, dada la moral imperante en la época, dejará ir con toda su pena a Robert y su cámara de fotos, para quedarse con su marido a quien casi no se le ve la cara, no amada por Francesca. Además, la película Los puentes de Madison está ambientada en el inefable estado de ¡Iowa! ¡Ahora todo cobra sentido! A buen seguro, la protagonista Francesca habría sido votante de Donald Trump.
Imaginemos la celebración de un caucu al que asisten muchas mujeres como Francesca y sus maridos grisáceos. Un caucu es una reunión electoral celebrada en colegios, iglesias y similares donde, previo discurso de los miembros del partido, los asistentes votan con su cara y levantando su propia mano, delante del presidente. El voto no es secreto tal y como ocurre en la mayoría de los Estados de aquel país. Por eso, un caucu es una encerrona electoral a cara descubierta donde el vecino rural declara su voto ante sus convecinos. Así, todos los maridos de todas las Francescas de Iowa votan a Donald Trump en el ejercicio de una libertad de voto bastante recortada.
En las elecciones primarias en la mayoría de estados de USA, los votantes emiten su voto de forma privada, ya sea en persona o por correo, durante el transcurso del día de las elecciones. Por lo tanto, Donald Trump ha obtenido la victoria en las elecciones primarias en Iowa porque el derecho al sufragio universal no se ejerce de forma secreta, lo que desvirtúa precisamente la libertad de voto. 
Votar es ejercer el derecho de sufragio pasivo. Para garantizar este derecho se requiere que el derecho de sufragio sea universal. Cuando se consagró el derecho al voto se declaró ampulosamente en la mayoría de las democracias occidentales que el derecho de sufragio era universal cuando solo se reconoció a la mitad de la población, o sea, a los hombres. El voto ha de ser libre y para que sea libre debe ejercerse en secreto. Esta última parte se les ha olvidado en Iowa. Más allá, el derecho de sufragio posee todas las garantías de libertad y certeza porque se ejerce personalmente: el voto ha de ser directo y no a través de representantes. Y esto es precisamente lo que ocurre en Estados Unidos donde los votantes no eligen entre Pedro, Alberto, Yolanda o Santiago, como en España, sino que eligen a unos compromisarios que después eligen al presidente. 
De Iowa se cuenta que es una buena tierra, que allí nació John Wayne, que el coste de la vida es más barato que en otros estados. Pero, aparte de Los puentes de Madison, también se rodaron allí películas como Bonnie and Clyde, Un mes de abstinencia, Asfixia y 2001 Maníacos. Al final, Robert, el fotógrafo que visitó a Francesca en Los puentes de Madison, no le quedan opciones: se marcha.