Cuando el calor más apretaba, la provincia de Ciudad Real centró su atención en las piscinas olímpicas de París, donde la joven nadadora daimieleña Laura Cabanes, de 18 años, debutó en los Juegos Olímpicos. No es atrevido afirmar que ha vivido un 2024 que no olvidará nunca. Tras meses de entrenamientos intensivos en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, lejos de su familia y amigos, Laura regresa a casa por Navidad, un retorno cargado de significado y emoción: «Me hace mucha ilusión volver, 2024 ha sido increíble, pero necesito estar con mi familia y descansar». La vida en el CAR ha supuesto para Laura un cambio radical en su rutina y en su enfoque hacia la natación. Los entrenamientos, más estrictos y enfocados, la han llevado a mejorar tanto física como mentalmente. Sin embargo, la distancia de su entorno familiar y social ha sido un desafío constante. «Estar en el CAR cambia completamente tu visión hacia los entrenamientos y las competiciones. No sólo te centras en hacer un buen entrenamiento, sino que tienes un objetivo que te has marcado y quieres cumplirlo», reflexiona Laura.
La Navidad representa para ella una pausa necesaria, un momento para recargar energías y afrontar con más fuerza la temporada que se avecina. «La recarga de energía que la Navidad me genera es instantáneo, automático. Sin duda, eso me ayuda a afrontar lo que viene con mucha más fuerza», confiesa. La perspectiva de reunirse con su familia y amigos en Daimiel es una cuenta atrás que la llena de paz y tranquilidad: «Lo necesito». La joven nadadora extraña especialmente las tradiciones navideñas de su hogar, como celebrar los Reyes y su cumpleaños, que caen en fechas cercanas. Desde hace tres años, no ha podido disfrutarlas plenamente debido a las competiciones y concentraciones. «Echo de menos muchísimo pasar Navidades enteras con la familia, sobre todo Reyes y mi cumple», admite con cierta nostalgia.
A pesar de la distancia, Laura y su familia han sabido llevar la situación con entereza. La comunicación constante ha sido clave para sobrellevar la separación. «Creo que mi familia lo lleva bastante bien dentro de lo que cabe. Siempre estamos en contacto, entonces, dentro de la distancia, hay comunicación», explica. El apoyo incondicional de sus seres queridos ha sido esencial en su trayectoria deportiva, porque «este año ha habido momentos muy duros, de mucho estrés y mucha presión, una presión que no había conocido nunca, y ahí estaban». El regreso a Daimiel es la oportunidad de reconectar con sus raíces y con las personas que la han visto crecer. «Al final, estar en casa es uno de los motivos por los que también te vas, el poder volver siempre a casa», reflexiona. Pasear por las calles iluminadas de su pueblo, compartir momentos con amigos y familiares.
Aunque la Navidad es una época de descanso, Laura es consciente de la importancia de mantener la forma física: «Al final eres deportista», señala. Sin embargo, considera que es posible compaginar el disfrute de las fiestas con la disciplina deportiva, siempre con ciertos límites y control. Para quienes persiguen sus sueños, Laura ofrece un consejo basado en su propia experiencia: «Les diría que disfrutasen muchísimo del presente, de lo que están haciendo, que disfruten cada cosa que hacen. Si de verdad quieres lograr una meta, con mucho esfuerzo, sacrificio y dedicación, creo que cualquier cosa es posible». Además, destaca la importancia de mantener cerca a las personas queridas, ya que ellas ayudan a mantener los pies en la tierra y a recordar de dónde vienes.
El 2024 ha sido un año de logros y aprendizajes para Laura. Su participación en los Juegos Olímpicos la ha consolidado como una de las promesas de la natación española. Sin embargo, para ella, el verdadero éxito radica en poder regresar a casa, a Daimiel, donde el calor de su familia y amigos la espera para celebrar juntos la Navidad: «Pase lo que pase, volver a casa me hace feliz».