En Puertollano, la Navidad tiene una dirección concreta: Campoamor 10. Allí, el espíritu navideño y festivo trasciende la mera decoración para convertirse en un auténtico proyecto comunitario que combina luces, manualidades y, sobre todo, ilusión.

«Nuestro edificio es todo un cuento de Navidad», dice una vecina que participa activamente en la decoración. La combinación de tradiciones locales con elementos internacionales, como los Reyes Magos y Papá Noel, crea un ambiente único. En cada rincón del edificio, desde los rellanos hasta las terrazas, se respira el esfuerzo colectivo de un grupo de vecinos que se ha convertido en una familia.

David Fernández, uno de los impulsores del proyecto, explica cómo comenzó todo hace casi una década. «Empecé montando un árbol de Navidad en mi terraza con luces. Poco a poco se unieron más vecinos, como mi hermano José Manuel y José Vicente, el electricista del edificio. Ahora, adornamos todo el bloque», comenta. Este año, un gigantesco lazo que cubre la fachada simboliza que el edificio entero es un regalo para quienes lo visitan.

Decoraciones en el edificio de la calle Campoamor en Puertollano - Foto: LT

La dedicación no se limita a las luces. Desde septiembre, las vecinas se reúnen en los rellanos para crear manualidades navideñas hechas a mano. «Ellas son las artistas; todo está hecho con mucho cariño», añade David. Entre los elementos más destacados se encuentra un árbol de Navidad de seis metros y medio en la azotea, figuras luminosas y un tren decorativo que fascina a grandes y pequeños.

La comunidad de Campoamor 10 no sólo se enfoca en la estética. Durante la inauguración, que este año incluyó la bajada de dos Papá Noel desde la azotea, los niños recibieron globos y caramelos mientras personajes como Mickey y Minnie les daban la bienvenida. «La cara de los niños lo dice todo. Esa mezcla de nervios y alegría es nuestra mayor recompensa», expresa otro vecino emocionado.

El proyecto no se queda dentro de los límites del edificio. En años anteriores, también han llevado su magia a la residencia de ancianos de Puertollano. «Ver la sonrisa de las personas mayores al ver las luces es algo que no tiene precio», recuerda David.

Decoraciones en el edificio de la calle Campoamor en Puertollano - Foto: LT

Todo esto no sería posible sin el apoyo de colaboradores locales, como restaurantes, farmacias y bazares del barrio, que se han unido al esfuerzo colectivo. «El día 21 cortos la calle para organizar una fiesta con Papá Noel, música y regalos para todos los niños de Puertollano, y fue un éxito», relata David.

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El esfuerzo detrás de cada detalle es inmenso. «Trabajamos más de dos meses para que todo esté perfecto», dice David, que forma parte de un equipo que incluye electricistas, diseñadores y vecinos con habilidades diversas. Sin embargo, lo que más destaca es la unión que se ha forjado entre ellos. «Al final, somos una familia», dice.