El área de Cultura lleva un año diseñando un plan de rehabilitación del patrimonio escultórico de Ciudad Real. Una iniciativa que se ha hecho patente esta semana con la firma de un contrato con la empresa ciudadrealeña Conservation Pro y que con un presupuesto de 30.000 euros trabajará sobre cuatro esculturas de la capital para evitar que el deterioro por el paso del tiempo provoque una pérdida del patrimonio municipal. La intención es que cada año se haga una campaña de revisión de las esculturas con más necesidades de mantenimiento en la ciudad.
El edil de Cultura, Pedro Lozano, presentó este proyecto tras unos días en los que la empresa ha iniciado los trabajos en dos esculturas. La Cruz de los Casados, del parque de Gasset; y la Virgen y el Niño, obra de Joaquín García Donaire, ubicada en la plaza de la Puerta de Santa María. En unos días comenzarán a trabajar en La Primavera, de Jerónimo López Salazar, también en el Gasset, y la escultura de San Vicente de Paúl que se ubica en los jardines del barrio de los Ángeles. Esos trabajos llegarán a la tumba de Apolonia, la mujer del escultor Tomás Argüello a quien retrató en su última morada y que arrancará en unas semanas para extenderse hasta el próximo año. «Estamos hablando de obras que vamos a dejar a nuestros hijos y nuestros nietos, que es el patrimonio de nuestra ciudad que la gente viene y las ve. Es dejar un legado de nuestro patrimonio cultural», afirmó el edil del área. «Es un proyecto ambicioso, por el estado de deterioro y abandono en el que se encontraban estas cuatro piezas», explicó Javier García-Lozano, director de la empresa Conservation, encargada de los trabajos, quien afirmó que se va a hacer una labor bastante completa y se trata de un éxito para Ciudad Real y el patrimonio que atesora.
«Hemos hecho una primera limpieza de la suciedad superficial y también de los líquenes», explicó la conservadora de la empresa, Giuliana Medda, sobre la escultura de la Virgen y el Niño, donde ayer estaba actuando en las grietas que presentaba, sellándolas con mortero natural, para después rellenar espacios y entonar los trabajos para evitar que se noten en el resto de la escultura. Se trata de una actuación que se realiza ante «la suciedad» y «el biodeterioro» que tiene esta obra ubicada junto al tráfico de la ronda y en la que, incluso, ha sido necesario intervenir en algún trozo que estaba suelto. Mientras, en la Cruz de los Casados se ha eliminado polvo, líquenes y también se realizará «un cosido» de dos piezas que estaban unidas por un metal en la columna.