Los ingresos de menores con un trastorno psicótico llegan a una docena

PIlar Muñoz
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Las consultas en la unidad Infanto Juvenil del HGUCR han aumentado un 10 por ciento

Las consultas en la unidad Infanto Juvenil del Hospital General Universitario de Ciudad Real aumentaron un 10% el año pasado con respecto al ejercicio anterior entre casos nuevos y revisiones, al pasar de 11.230 a 12.370.

Sin embargo, disminuyó el número de menores ingresados, aunque se incrementaron de forma significativa los adolescentes con un trastorno psicótico que tuvieron que ingresar.

La mayoría de los pacientes tratados son niños de entre ocho y 14 años, siendo más frecuentes los trastornos de conducta seguidos de los relativos a la alimentación  y los cuadros del ánimo como la depresión o ansiedad.

Y, aunque las patologías más habituales no son graves, se da la circunstancia de que el mayor incremento registrado el año pasado en ingresos fue por trastornos psicóticos: 12 menores, frente a solo uno en 2014.

Las principales causas de internamiento son la ansiedad y las alteraciones de adaptación. El año pasado ingresaron en la unidad 55 menores por este trastorno, frente a los 62 de 2014.  

También hubo un ligero repunte en los casos de desordenes de alimentación, 27 (tres más que en 2014). Y del mismo modo aumentaron los menores ingresados por trastorno de la personalidad, siete (dos más que en 2014).

Por contra, se registró un descenso del 62% en los ingresos de niños y adolescentes por trastornos afectivos o del humor (11, frente a los 29 de 2014).

La genética cuenta. La unidad de hospitalización Infanto-Juvenil tiene 15 camas para menores de hasta 18 años y es referente en Castilla-La Mancha y en el resto de España. El jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario de Ciudad Real, Luis Beato, explica a este diario que ingresan  aquellos que «pueden suponer un peligro para ellos o para el entorno» o que requieren un diagnóstico más preciso: cuadros del ánimo, conductas de agresividad hacia los demás o ellos mismos, «a veces por consumo de tóxicos».

El especialista indica que en los trastornos mentales la genética cuenta tras señalar que existe una combinación entre el factor genético y el ambiental. Sin embargo, el doctor Beato remarca que se puede tener un componente genético y no desarrollarse el trastorno mental en una fase grave si no se produce una situación estresante o se llevan a cabo conductas de riesgo, como la ingesta de sustancias tóxicas. Por el contrario, una persona con un trastorno mental menos relevante puede desencadenar un cuadro de gravedad por el consumo de drogas. «El cannabis puede precipitar los cuadros psicóticos en adolescentes» y por eso «siempre que tenemos un cuadro psicótico preguntamos si hay consumo de tóxico asociado».

Los tratamientos son «farmacológicos fundamentalmente» y la hospitalización puede ser necesaria porque requieren un tiempo para hacer efecto.

En cuanto a la Unidad de trastornos de conductas alimentarias (UTCA), se recibe a pacientes de toda España con un cuadro provocado generalmente por la «baja autoestima», algo que les hace ser «especialmente dependientes de su entorno» y que dificulta desarrollar su individualización e intereses propios. El doctor Luis Beato afirma que «el trastorno alimentario es algo útil para el paciente, lo utiliza para manejar su ansiedad y relacionarse con su entorno».

Llegan al Hospital de Ciudad Real porque el tratamiento de su centro de procedencia no ha funcionado. El jefe del servicio de Psiquiatría cuenta que en otros hospitales el paciente obtiene privilegios a medida que recupera peso, un protocolo que suele fracasar cuando recibe el alta y «retoma conductas purgativas». Aquí, señala, «tenemos un planteamiento diferente» e intentamos encontrar qué originó la falta de autoestima, que suele ser por «situaciones traumáticas, de pérdida, o de acoso».