El obrador de las Carmelitas Descalzas de Ciudad Real está en plena actividad estas semanas previas a la Navidad. El convento está en producción «todos los días, desde que salimos de misa a las 9.30 horas, hasta que entramos al coro, en torno a las 19.00 horas», refiere la madre Elena María, priora del convento. Hay una gran demanda de estos dulces de Navidad que se distribuyen desde el torno o a través de diversas ferias. A pesar de esta intensidad, advierte que no restan tiempo a su labor principal, «nuestra vida de oración», afirma.
Bajo la marca Dulces del Convento de San Antonio Abad y Santa Isabel de Portugal y en solo cinco años desde que se instaló el obrador, las Carmelitas Descalzas se han hecho con un prestigio que les ha llevado a tener una clientela fiel en Ciudad Real y a estar presentes en varias ciudades por medio de eventos dedicados a la distribución de las elaboraciones de diversas casas religiosas. En el momento de realizar este reportaje, una gran remesa estaba lista para el mercadillo navideño de la plaza Mayor de Madrid.
Junto al torno hay una larga lista de productos, entre los que hay bombones de mazapán, empanadillas de cabello de ángel, anguilas de mazapán, polvorones y turrones de diferentes composiciones, entre otros. Con precios al alza, eso sí. «Tenemos que subirlo, pero la gente lo sigue comprando porque estos dulces no saben igual que en un supermercado, que son cosas muy industriales», reconoce la priora. A pesar del encarecimiento de los ingredientes, «no bajamos la calidad», sentencia. Así, el chocolate les llega de Francia, mientras que los piñones con los que elaboran sus empiñonadas, uno de los productos más demandados del obrador, es siempre nacional. También hay innovaciones, como introducir aceite de oliva virgen en algunas recetas, porque «hay personas a las que la manteca no les sienta bien».
Dulce intensidad - Foto: Jesús Monroy / LTCuatro hermanas están destinadas al obrador, que ocasionalmente pueden recibir la ayuda de otras integrantes de la comunidad. Su producción se concentra especialmente en esta época del año, cuando se elabora a diario, pero en primavera, «podemos hacer un día o dos a la semana, como mucho», reconoce la madre Elena María.
Lo que las Carmelitas Descalzas ingresan a cambio de la venta de estos productos se destina al sostenimiento de la comunidad religiosa. «Tenemos 14 hermanas pagando la Seguridad Social y eso se lleva casi todo lo que ingresamos y luego se destina a la comida, la ropa y mantener este edificio que lo hacemos nosotras, porque las instituciones no nos dan», detalla la priora, que recuerda que el convento está catalogado como Bien de Interés Cultural y es preciso realizar obras constantemente. Solo en una ocasión las hermanas solicitaron ayuda externa, fue en 2015, cuando hubo que reparar la cubierta. En aquel momento recibieron varias colaboraciones, en especial desde las parroquias de Ciudad Real. Ahora deben ejecutar una segunda parte de esos trabajos y para ello cuentan con lo que puedan conseguir a través de las ventas del obrador.