La tauromaquia es la pasión de Álvaro Ramos, afición que compagina en la actualidad con sus responsabilidades laborales en el área de Cultura del Ayuntamiento de Almagro, donde nació hace ahora 41 años. En las diferentes fases de su vida ha dedicado mucho tiempo a este arte. Primero, recuerda, quiso ser torero, «aunque afortunadamente me di cuenta que no valía para ello» y luego, con colaboraciones en diferentes medios de comunicación, donde realizó crónicas, charlas y presentaciones de actos «siempre relacionados con el mundo del toreo», pero en el año 2007 empezó a dibujar de manera autodidacta hasta que decidió ir a clase del pintor almagreño Carmelo Vargas. «Él fue quien me ayudó a dibujar mejor, pero fue quien también me introdujo en el mundo de la pintura. Dibujaba mucho, pero nunca había tocado el color ni la pintura», explica.
Tras un parón creativo volvió a retomar la actividad en 2018, y desde entonces, dedica «una enorme cantidad de tiempo a pintar». Prácticamente, señala, en declaraciones a La Tribuna, todo su tiempo libre. Pese a eso, no tiene colección personal, pues afortunadamente ha vendido todos sus trabajos, por lo que apenas tiene tres o cuatro cuadros en su casa, de «carácter muy íntimo y personal» y relacionados con alguna pintura taurina de la que no se quiere desprender.
Su arte se caracteriza por utilizar «colores muy fuertes y muy saturados, y que contravienen las normas naturales», es decir, no pinta a los toreros con los colores que deberían tener. «Muchos colores no corresponden con la realidad. Intento huir de la definición. He pintado cosas muy realistas, pero no es la pintura que me nace dentro y me llama la atención». Y eso, quizás, apunta, puede ser parte del atractivo que pueda tener su obra a los ojos de quien le guste, o quien no.
Diferentes tonalidades que dan color al centro cultural La Confianza, de Valdepeñas, donde se podrá contemplar hasta el 8 de noviembre una colección de 23 obras del artista almagreño bajo el título de José a Juan, un siglo de toreo a la verónica. Una exposición con la que ha representado la evolución del lance fundamental con el toreo de capote (verónica) en el último siglo. «Lo primero que debió hacer un hombre que se enfrentó a un toro debió ser algo parecido a la verónica. Es el lance madre de todos los demás y al que a todos los aficionados al toro nos gusta ver», explica Ramos. Un lance, continúa explicando, que ha evolucionado «mucho» en el último siglo y que él ha reflejado pictóricamente a través de 23 toreros que han tenido «una personalidad especial practicándolo, o han añadido algún matiz diferente».
Entre ellos, destaca alguno como Joselito 'El Gallo', que fue el rey de los toreros y protagonizó la edad de oro del torero, y con quien empieza la muestra, que finaliza cien años después con Juan Ortega. De ahí, el nombre de la exposición. Junto a ellos, otros muchos como Cagancho, Manolote, Curro Romero, Rafael de Paula, Morante de la Puebla, etc. Reconoce que lo más difícil ha sido conseguir que la expresión corporal de cada torero sea realmente la suya, puesto que «los aficionados identifican muy bien al torero». Pero además, añade, trasladar el vuelo del capote en cada obra. Y es que, «cada matador de toros tiene también su personalidad a la hora de jugar con el capote».
Todos están pintados en el mismo formato (1,50 metros de alto por 1,80 de ancho) y con el que Ramos ha intentado que los aficionados puedan identificar, a través de la expresión corporal, de qué torero se trata, ya que «los rostros no están definidos». «Están completamente emborronados», puntualiza.
Viajará a otros rincones.
Una muestra que ve la luz tras algo más de un año de trabajo, y que ya ha pasado por otros lugares como Las Ventas (Madrid), donde se pudo contemplar este año por primera vez, y Almagro, aunque después de Valdepeñas 'viajará' a otros rincones de la provincia como Daimiel y Puertollano. Así, con la mirada puesta en el futuro, Ramos ya está planeando llevar esta exposición fuera de la región. Y en la cabeza ya tiene su próximo trabajo, que será dedicado a un siglo del toreo al natural, que «es el pase fundamental con la muleta».