Elena de Toro (31-1-1997. Bolaños de Calatrava) está viviendo la cara más amarga del deporte. La portera bolañega sufrió en el encuentro ante uno de los equipos de su vida, el Fundación Albacete, la rotura del tendón de Aquiles del pie derecho, una grave lesión de la que ya ha sido operada y que afronta «con energía positiva».
Todo sucedió al ir a golpear un balón cuando apenas se habían disputado 15 minutos. «Noté un hachazo, como si alguien me golpease por detrás. Incluso me giré y al no ver a nadie ya me di cuenta de la gravedad. Me eché al suelo y empecé a llorar», relata la guardameta bolañega.
Lágrimas que contenían una mezcla de dolor y rabia, pues en la grada estaban sus padres, su abuela, primos y muchos amigos llegados desde Bolaños para estar con ella en el primer partido que jugaba como titular con su nuevo equipo, el Alhama de Murcia, y en la que fue su casa muchos años, la Ciudad Deportiva Andrés Iniesta.
La portera bolañega se retira del terreno de juego entre lágrimas ayudada por dos compañeras. - Foto: Fundación AlbaceteEl diagnóstico confirmó los peores presagios y tras ser intervenida afronta ahora un largo periodo de preparación, pero en el que no quiere ponerse plazos. «Lo importante es recuperarme bien. Sé que tendré días malos, como podemos tener cualquier persona, pero me lo estoy tomando de la mejor manera posible, intentando sacar el lado positivo de todo esto».
«Esto es parte del deporte», recalca la bolañega, que agradece cómo se han volcado con ella sus compañeras durante estos días. Incluso en el último partido, ante el Deportivo Alavés, entraron al campo con camisetas de apoyo.
Elena de Toro fichó este verano con el Alhama de Murcia, tras varios años en el Villarreal, con el que no pudo mantenerse en la Liga Femenina. «Hay un grupo muy sano», añade, y es que ahora mismo necesita ayuda para hacer muchas cosas «y eso es lo que peor llevo. Me fui de casa muy pronto y estoy acostumbrada a valerme por mí mismo y a no pedir favores».
Este viernes, si todo va bien, le retirarán la escayola y le colocarán una bota con la que deberá estar unos dos meses. Un periodo de recuperación que está convencida de que le hará volver más fuerte.