Después de defender los escudos del BM Alarcos y del BM Bolaños, con los que disputaba hasta tres fases de ascenso, Javi de la Cruz (26 años) decidió emprender su primera aventura lejos de casa. Su gran rendimiento en la portería, pese a que su asistencia a los entrenamientos era muy irregular por motivos laborales, le llevó a plantearse el reto de intentar buscar su techo deportivo en un proyecto en el que solo se tuviera que dedicar al balonmano, y ese destino lo encontró en Lanzarote. Sin embargo, a los pocos días fichar por el club canario, los doctores le daban la mala noticia: padecía un cáncer testicular, y de los agresivos. Fue el 5 de julio y se le vino «el mundo encima».
Hasta ahora ha preferido mantenerlo en silencio, pues literalmente no tenía ni ganas ni fuerzas de tener que responder al gran número de amigos y conocidos que le hubieran preguntado por su salud. Pero, afortunadamente, su estado de ánimo ha cambiado de manera radical. La semana pasada le daban el alta médica y ponía rumbo a Lanzarote, donde este lunes empezaba a entrenar con los que son sus nuevos compañeros. Optimista y con un timbre de voz ya envidiable, accedía a contar a La Tribuna el que ha sido, hasta ahora, el mayor triunfo de su vida.
Javi ha dejado atrás un verdadero infierno, «una batalla muy dura que te deja a cero física y psicológicamente». Su tratamiento exigió tres ciclos que quimioterapia muy agresivos, de tres semanas cada uno, la primera de ellas de cinco días. Un calvario que le llevaba directamente a la cama, con vómitos y molestias, y sin fuerzas ni para comer. «Cuando me encontraba tan mal, me esforzaba por ser optimista y me decía a ver si mañana me levantaba mejor, pero era todo lo contrario y estaba peor aún», confiesa.
Javi de la Cruz (izquierda), junto al también ciudadrealeño Álvaro Torres. - Foto: LTPese a todo, se puede decir que es afortunado. Los últimos resultados médicos corroboraban que ya está sano. No tendrá que seguir ningún tratamiento, salvo los obligados controles cada tres meses. El suyo era un cáncer muy peligroso, «de los peores» le dijeron, pero afortunadamente se le detectó a tiempo. «Notaba molestias y me palpé. Fui al médico y a los pocos días me habían operado», relata Javi de la Cruz, que notó «un calambre por la nuca» cuando escuchó el diagnóstico de la boca del oncólogo: «Estaba con mi pareja y sólo pudo hablar ella».
Pero, en general, presume de haber llevado bien este calvario, con optimismo, que es fundamental en estos casos. Le ayudó mucho la llamada de Marko Dzokic, otro jugador de balonmano que pasó por el mismo trance, y por ello él mismo se puso en contacto hace poco con un joven de 20 años de Miguelturra en la misma situación. «Es fácil decirlo, pero mi consejo a los que estén pasando por esta situación es que sean lo más positivos posible, pensar en que te vas a recuperar, ser optimista, porque no te puedes hundir, por muy duro que sea y te preguntes una y otra vez ¿por qué a mí?».
Ahora Javi de la Cruz ya solo piensa en el balonmano, en lo valiosa que es la vida, y en todo el cariño y ánimos que ha recibido de la gente que le quiere, especialmente de su madre, posiblemente la que más ha sufrido durante estos más de cuatro meses que le han puesto a prueba.
Feliz y agradecido en un Lanzarote muy manchego. A Javi de la Cruz le diagnosticaron el cáncer al poco de comprometerse con el BMSan José Obrero, conjunto entrenado por el histórico del BMCiudad Real Samuel Trives. El club canario, que milita en el Grupo A de la Primera Nacional, donde aspira a jugar la fase de ascenso a Plata, lejos de dar por frustrado su fichaje, le esperaba paciente, dándole todo tipo de facilidades y tiempo. «El comportamiento del club y de Samuel Trives ha sido excelente», dice el ciudadrealeño, que agradece a Trives la confianza que ha depositado en él y lo atento que ha estado durante todo este tiempo.
La incorporación de De la Cruz ha coincidido con otro fichaje de lujo para el BM San José Obrero, el del central malagonero Álvaro Torres de Val, excompañero del portero en su etapa en el BM Alarcos. Torres se ha estado recuperando de una operación en el hombro y también afronta ahora una 'pretemporada' exigente antes de poder dar en Lanzarote todo de lo que es capaz. «La acogida ha sido muy buena y no me están metiendo prisa. Samuel me ha dicho que me quiere ver bien y que para eso no hay prisa, que respeta todo el proceso», reconoce agradecido el exjugador de clubes como Eón Alicante, Burgos, Villa de Aranda, Ikasa Madrid y Alarcos.