El Museo de Ciudad Real se convirtió ayer en un yacimiento arqueológico con la celebración de un taller de antropología experimental adaptada a personas con discapacidad visual. Una iniciativa de la Fundación Impulsa con la Asociación de Amigos del Museo de la Merced y que fue desarrollado por la antropóloga Raquel Dotes Güendian. Una experiencia «estupenda», en palabras del presidente de la ONCE en Ciudad Real, Lorenzo Villahermosa, y que recupera una línea de trabajo que venía realizándose antes de la pandemia, para conocer con el tacto diversos elementos culturales de la capital. La labor en un yacimiento «es algo que nos solemos preguntar, cómo se hará, porque visualmente se puede ver cómo se hace, y, aunque nos lo pueden describir, nunca te haces la idea hasta que no lo palpas», dijo el director de la ONCE.
La idea de este taller, que se completará el viernes y el sábado, con otro similar dirigido a las familias, se centra en el lema elegido este año por la Noche de los Museos: museos por la educación y la investigación. En este sentido, el Museo de Ciudad Real ha escogido a dos de las investigadoras que se encuentran de estancia, Raquel Dotes y Candelas Buenestado Ruiz, de la Complutense, para desarrollar una propuesta en la que se preparó un equipo conformado por una zona de trabajo, con arena, en la que había restos óseos a descubrir. Con pincel y con herramientas que se emplean en el trabajo en los yacimientos, los participantes fueron descubriendo los elementos en una cubeta. Al término aprendieron a distinguir esos restos óseos, gracias a la ayuda de un esqueleto educativo, en el que se habían renombrado todos los huesos en braille para facilitar la identificación, terminando con un trabajo con huesos de verdad.
Dotes recordó que lleva años con estas iniciativas, en Madrid, en El Rebollar, donde comenzó haciendo un taller para niños, de antropología. «Estando en la estancia en Ciudad Real, me ofrecieron hacer este taller al que le he dado una vuelta de tuerca y lo he profesionalizado con materiales docentes» y adaptando las técnicas para que las personas con discapacidad visual puedan desarrollarlo.
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Este taller se celebra en una semana en la que el Museo de Ciudad Real ha decidido mostrar la labor que realizan los investigadores que pasan por la institución, «una media de uno cada 15 días aproximadamente», explicó su director, Ignacio de la Torre. Con ellos se ha optado por mostrar, con talleres, la labor que hay detrás de cada vitrina, el que se realiza en el laboratorio. «La gente ve las piezas del museo y, a lo mejor, tiene ocasión de ir a una excavación como Alarcos, pero no se hacen a la idea de qué es lo que pasa desde que se descubre el objeto hasta que entra en una vitrina». Por este motivo se optó por enseñar ese proceso estos días, con un taller el martes o con esta propuesta que ahonda en la investigación que hay detrás de cada hueso y la información que se puede obtener tras su descubrimiento.