Ciudad Real despidió el año 2023 con una inflación acumulada en diciembre de 3,5 por ciento, la quinta más alta de toda España, donde los precios en los doce meses del pasado año, crecieron a un ritmo del 3,1 por ciento.
La provincia sufrió un repunte de precios, especialmente en la segunda mitad del año, con los alimentos como el grupo que más se encareció en 2023. Acabaron el año un 9,1 por ciento más caros que en 2022, empujados por el aceite, que es ahora un 36% más caro que hace doce meses y la carne de porcino y de ovino, la fruta y las legumbres y hortalizas, con subidas todos estos productos, por encima del 10 por ciento.
Y aunque los precios de la cesta de la compra marcan una subida anual por debajo de la barrera del 10 por ciento, algo que solo había pasado una vez desde la primavera de 2022, con productos como la leche que se abaratan por primera vez desde 2021, Ciudad Real acaba el año como la tercera provincia de España en la que más han subido los alimentos. Solo se han encarecido más en las Islas Canarias, tanto en Las Palmas como en Santa Cruz de Tenerife. Allí más del 10%, aquí, el 9,1%. En Salamanca, la menos inflacionista en la alimentación, los precios subieron el cinco por ciento.
Además de la subida del precio de la alimentación, los ciudadrealeños también han notado que en 2023 pagaron más por las bebidas, por el tabaco, por el calzado, por alquilar una vivienda, por el suministro de agua, por los aparatos domésticos, por la compra de un vehículo o por los paquetes turísticos, los restaurantes, por ir a un hotel o por todo lo que tiene que ver con la enseñanza. Fue más barato el vestido, medio punto, los equipos audiovisuales y, sobre todo, por la gasolina y por la luz y el gas, convertidos en quebraderos de cabeza para los bolsillos de la provincia en los últimos tiempos. Los servicios de transporte bajaron casi un cuatro por ciento en el acumulado del año, la factura energética, más del 17 por ciento. Desde diciembre de 2022, la electricidad, el gas y otros combustibles marcan caídas de precios en su tasa anual, que llegó a dispararse hasta un 80% en marzo de 2022, con el inicio de la invasión rusa de Ucrania.