Pandataria lleva un año de rodaje por teatros de España, ¿cómo ha evolucionado la obra desde su estreno en Mérida?
Pandataria es una belleza, una mezcla de disciplinas artísticas que vio la luz en las piedras de Mérida y a partir de ese momento ha ido haciéndose más sólida y creando un movimiento de pandatarios por toda España que gritan por la diversidad, la libertad, la dignidad y el amor.
¿Cómo definiría Pandataria, esa isla de los desterrados?
Pandataria es una isla al sur de Italia en la que desterraban a las mujeres supuestamente adúlteras, se sacaron de la manga, la ley Julia Adulteris, a las mujeres, sus propias mujeres a las que violaban, a sus hermanas, a sus madres, las desterraban con la excusa del adulterio que no había ocurrido simplemente porque les hacían sombra en las decisiones y en los criterios. Y allí morían de hambre y abrazadas por el sol. Y esa isla luego se llamó Ventotene y en la Segunda Guerra Mundial Mussolini desterró a los disidentes políticos y allí una mujer, Ursula Hilsman, judía apátrida, que la mujer de uno de ellos escribió en papeles de fumar, el primer tratado de una Europa libre y sin fronteras. Pandataria es ese lugar. Es un lugar por el que todos hemos transitado alguna vez, un lugar en el que nos han herido, humillado, cuestionado, ignorado. Es ese lugar. Por eso todos somos Pandataria.
"Lo clásico hace que nos sintamos menos solos"La obra es un compendio de artes sobre el escenario. ¿Cómo se conjuga esa serie de expresiones sobre el escenario y cómo lo hace usted para 'vestirse' con tantos personajes a lo largo de la obra?
Pandataria es una función que mezcla disciplinas artísticas, igualmente apostando por la diversidad en general, habla de la diversidad en la realidad y la diversidad en las artes escénicas, con un reparto absolutamente inclusivo y transitar por las diferentes disciplinas artísticas es una lección para todos nosotros. Es un mosaico de diversidad que si lo ves desde fuera es un espejo de la realidad, tanto en la teoría como en la práctica, por eso tiene esa belleza.
La obra viaja de Roma, al presente y a la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué cree que tienen la historias de aires clásicos para hablar de quienes vivimos 2.000 años después? ¿Tan poco se ha evolucionado?
Creo que hay temas que son inherentes al ser humano y hablamos del amor, hablamos de las heridas, del dolor, de la ausencia, de la pérdida. Hablamos de cosas que los seres humanos manejan, transitan, cultivan, defienden y respiran. Ahí es donde los clásicos hacen que nos sintamos menos solos porque hablan de cosas que el ser humano va a tener que llevar en su ADN por los siglos de los siglos y eso lo tiene Pandataria.
¿Volverá a Almagro este año por el Festival tras sus visitas de los últimos dos años?
Volveré a Almagro por la Academia, en esa escuela de verso tan preciosa,y a abrazar a Irene Pardo, su directora, que es una de las mujeres más válidas de nuestras artes escénicas.