Este jueves, el teatro Quijano verá algo que no suele ocurrir. Dos genios del piano se subirán a su escenario, para tocar una música que solo puede escucharse en directo. No está grabada, no hay un disco que poner o un tema al que darle al play en alguna plataforma. «El concierto va a ser una música inédita, muy presente y conectada para el público, que no van a poder escucharla ni antes ni después». Quien explica el concierto es Marco Mezquida, uno de los dos pianistas que se subirá al escenario. El otro es Moisés Sánchez. Quien no les ponga cara o haya escuchado sus discos, en solitario, basta con decir que son dos de los pianistas más cotizados del mundo del jazz y que sus conciertos suelen ser una experiencia que no deja indiferente. Su música sonará a las 21 horas en el concierto de este mes de la asociación Real Jazz, que, como siempre, ya tiene el patio de butacas prácticamente lleno, aunque aún hay butacas en el anfiteatro.
El concierto, explica Mezquida, es «básicamente una conversación» entre ambos pianos, en el que sonarán composiciones y «muchas improvisaciones». Entre los temas propios se escuchará la suite Va y ven, una pieza en cinco movimientos para dos pianos y que es «un viaje especial y exigente porque es una literatura pianística muy intensa». «A la vez también bebe de todas nuestras influencias de la música clásica, de la música barroca y también impresionista», indica el pianista, por lo que ambos estilos resuenan, unidos por «la música moderna», el groove del jazz.
«Esto va a ser el inicio del concierto, una buena hora yo creo que va a durar». En él se sucederán composiciones que den cuentan de los estándares de jazz, «que tanto nos gustan», con la intención de que el espectador sienta desde su butaca que ha emprendido un «viaje sonoro». «Al final no va a ser ni clásica ni jazzística ni nada, es música», a secas, concluye Mezquida, recordando que tanto él como su compañero de concierto son dos pianistas «concretos», cada uno con su voz, que se interpelan y se relacionan sobre el escenario. «Somos de los músicos más activos del país y de los que hemos creado más proyectos, tanto a nivel individual, como líderes, como también formando parte y colaborando con otros artistas», recuerda.
Escuchar dos pianos en jazz y a la vez es complicado, aunque Mezquida aclara que puede ser por la dificultad de que haya dos pianistas que «se entiendan tan bien». «Cuando pones dos gallos en un corral, el resultado no es a veces el más beneficioso», pero, en este caso, van más allá de los egos y lo que hay en el escenario es «mucho amor por la música». «Estamos al servicio el uno del otro, nos escuchamos, nos respetamos, nos valoramos» y eso provoca que no haya una competición cuando empiezan a sonar las teclas. «Los dos pianos los abordamos como dos instrumentos que son nuestro vehículo de expresión y lo único que queremos es ofrecer un viaje realmente motivador, exigente y atractivo», concluye.