Al margen del reparto político surgido de las elecciones europeas del pasado 9 de junio, la Unión Europea (UE) tendrá que responder de ahora en adelante a una serie de cuestiones acuciantes a las que se enfrentarán sus instituciones -Parlamento, Comisión y Consejo- durante los cinco años de la próxima legislatura, que echará a andar a mediados de julio.
Las pinceladas de la agenda estratégica 2024-2029 del Consejo Europeo, filtradas la semana pasada, apuntan a que estará determinada en gran medida por los desafíos exteriores, que también podrían afectar a las transiciones verde y digital, que a su vez se enfocarían más desde el ángulo de la competitividad y la autonomía.
Justamente, en el frente económico, la fortaleza de los Veintisiete se ha convertido en una cuestión clave en un contexto de fragmentación comercial, marcado por las subvenciones masivas concedidas por Estados Unidos y China a sus empresas nacionales y por la rivalidad geopolítica y tecnológica.
Fundamental será también el posicionamiento estratégico de la UE para hacer valer sus intereses y valores ante otras grandes potencias mundiales como EEUU, China o Rusia. Si el republicano Donald Trump gana en noviembre las elecciones presidenciales norteamericanas, la Unión Europea podría encontrarse aislada, por ejemplo, a la hora de apoyar a Ucrania u organizar su propia seguridad.
Geopolítica
El bloque mantendrá el reto en la próxima legislatura de ser un actor relevante en el plano geopolítico mientras se desarrollan dos guerras en su vecindad: en Ucrania y en Gaza.
La unanimidad para tomar decisiones en el campo de la Política Común de Seguridad y Defensa seguirá siendo el principal obstáculo para avanzar en ese terreno, con países como Hungría desmarcándose de posturas conjuntas.
Continuar el apoyo militar a Kiev y potenciar la industria comunitaria de defensa será uno de los desafíos pese al sentimiento común de que es necesario que Europa se prepare ante amenazas cada vez más acuciantes para su seguridad, donde los países deberán solventar la cuestión de cómo financiar esas ambiciones.
En el plano comercial, el acuerdo de asociación con el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) continúa como asignatura pendiente después de haber rozado su cierre en 2023, mientras la tensión con China prosigue por sus prácticas desleales.
Economía
En el plano económico, será objetivo prioritario impulsar la competitividad frente a las políticas industriales cada vez más agresivas de China y Estados Unidos. Para ello, los Veintisiete apuestan por aumentar la financiación privada en un momento en el que las arcas públicas tienen poco margen de maniobra y nuevas necesidades que financiar, como el refuerzo de la defensa.
Una de las tareas urgentes será avanzar en la integración de los mercados de capitales europeos tras una década de escaso progreso, con medidas para mejorar la supervisión, armonizar las normas nacionales de insolvencia, resucitar la transferencia de activos o crear productos financieros comunes para alentar a los ahorradores a invertir, dando de esta manera más opciones de financiación a las empresas con la finalidad de que estas no huyan a Estados Unidos.
La Comisión Europea que se forme tras los comicios deberá, además, empezar a aplicar las nuevas reglas de control del déficit y la deuda -que dan más margen para que negocie con los Estados las sendas de ajuste fiscal- y presentar ya en 2025 la propuesta para el próximo marco financiero plurianual 2028-2034, que deberá convenirse en esta legislatura.
Migración
La migración ha sido uno de los temas más tóxicos y divisivos de la última década en la Unión Europea y se ha visto nuevamente durante la campaña electoral, en la que el asunto ha sido utilizado por los partidos más conservadores en algunos Estados miembros.
Existe el riesgo de que se endurezca el discurso político contra los migrantes y se intensifiquen las peticiones para endurecer los controles contra el colectivo, con medidas como expulsar a aquellos irregulares y reforzar la seguridad en las fronteras.
Pese a ello, los Veintisiete lograron cerrar recientemente el pacto migratorio y de asilo, que en este mandato les tocará implementar.
Agricultura
La próxima Comisión Europea tendrá que seguir dando respuesta a las reivindicaciones planteadas por los agricultores en las protestas de los últimos meses.
Hasta el momento, Bruselas se ha concentrado en flexibilizar las exigencias medioambientales de la política agrícola, pero ya ha planteado iniciativas para mejorar la posición tanto de los trabajadores del campo como de los ganaderos en la cadena de suministro de alimentos, aún pendientes de desarrollo.
Los precios que perciben por sus productos han sido uno de los aspectos que han llevado al sector primario a las calles, además de sus críticas por la excesiva burocracia y su rechazo a ciertas medidas vinculadas a la Política Agraria Común (PAC) y a la transición ecológica.