La cuenta oficial de la Semana Santa de Ciudad Real en la red social X quedó congelada en enero de 2021. La última publicación hablaba de la suspensión de las procesiones por la pandemia. No ha habido desescalada. Mientras tanto, Facebook o Instagram añaden ceros al número de usuarios, y 19 millones de españoles -sobre todo jóvenes se pierden en el scroll infinito de TikTok. Es inconcebible no estar. Las cuentas oficiales en las redes sociales son una extensión virtual de cualquier asociación o entidad. Son el punto de referencia al que acudir en busca de información.
Un perfil que nos permite confirmar, contrastar y desmentir. En un mundo donde la realidad y la mentira conviven con naturalidad en la pantalla de un móvil, quien no comunica, no existe. Muchas hermandades han comprendido la necesidad y utilizan esta herramienta como canal de contacto directo con sus hermanos. Actos, cultos, plazos de la papeleta de sitio se intercalan con videos cortos y estéticas fotografías de salidas pasadas. Incluso algunas cofradías ciudadrealeñas han creado equipos formados por varios hermanos quienes gestionan el contenido que se publica. Un instrumento al servicio de la evangelización, del acercamiento mutuo, la escucha atenta y la solidaridad.
Cuentas de hermandades que hace justo un año eran las encargadas de comunicar a los cofrades las cancelaciones por lluvia. Nadie encontraba una voz única como sí sucede con el Consejo General de Hermandades de Sevilla o la Junta de Cofradías de Cuenca. Los ciudadrealeños tuvimos que peregrinar de perfil en perfil. No basta con ser, hay que estar. En un ecosistema donde la conversación nunca se detiene, el silencio es un vacío que otros llenan. Por eso, es urgente recuperar el relato. La Semana Santa de Ciudad Real necesita reactivar sus redes sociales. No sólo para anunciar horarios o itinerarios, sino para reivindicar su identidad, su historia, su vigencia como fiesta de Interés Turístico Nacional.
No sea esto una crítica hacia la Comisión Permanente, cuyos miembros trabajan desinteresadamente por el bien común. Que se tome, más bien, como una llamada a la acción. Un creador de contenidos y gestor de redes sociales puede ser la solución, puesto que no se trata de echar más tarea a la Asociación de Cofradías. Si hace falta solicitar subvenciones para lograr financiación, que se intente. Pero que se haga. El vacío importa en tiempos de bulos y noticias falsas porque la fe también se comparte en likes, comentarios y retuits.