Diego de Mazariegos, el ciudadrealeño que conquistó México

A. Criado
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Acompañó a Hernán Cortés en algunas de sus campañas y fundó Villa Real de Chiapa de los españoles, actual San Cristóbal de Las Casas, donde la estatua erigida en su honor fue derribada en 1992

Imagen pictórica de la batalla del cañón del Sumidero durante la conquista de Chiapas - Foto: Sociedad Geográfica Española

Claudia Sheinbaum fue investida este martes como la primera presidenta de México. Un evento histórico al que no fue invitado el rey Felipe VI, porque España no ha pedido perdón por «las violaciones de los derechos humanos y las matanzas de la llamada Conquista». Una petición que, en opinión de Porfirio Sanz, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), «no está justificada en absoluto».

«Es cierto que algunos otros países, como Portugal, Holanda, Bélgica y el propio Vaticano lo han hecho en los últimos años, pero creo que a nosotros no se nos ocurre pensar en que Italia pida perdón por la conquista de Hispania durante el Imperio Romano o que Francia nos pida perdón por la invasión napoleónica. Ambos sucesos llevaron el terror y produjeron masacres en la España de aquellos momentos», argumenta el catedrático.

A su juicio, el expolio de México del que también se habla es «otra falsedad». Explica que en todo el periodo de la conquista se extrajo menos del 10% del oro y de ese porcentaje lo que llegó a España, es decir, el llamado Quinto Real, supuso el 20% de ese 10% anterior, mientras «el resto se quedó en México para construir ciudades, catedrales, iglesias, universidades, hospitales e infraestructuras de todo tipo, y por toda América».

«Es igualmente curioso que México no le haya exigido a Estados Unidos que pida perdón cuando por el Tratado de Guadalupe Hidalgo, que puso fin a la guerra México-Americana (1846-1848), México cedió a los norteamericanos más del 50% de su territorio», recuerda Sanz. Unas tierras, precisa el catedrático, que incluían los estados actuales de California, Nevada, Utah, Nuevo México, con gran parte de Arizona y Colorado, y territorios de las actuales Oklahoma, Kansas y Wyoming. Además, «México renunció a sus reclamaciones sobre Texas y reconoció el río Grande como la frontera del sur con los Estados Unidos».

El ciudadrealeño Diego de Mazariegos interpretó un papel destacado en la Conquista de América, acompañando a Hernán Cortés en algunas de sus campañas en México durante las primeras décadas del siglo XVI. «Según algunas fuentes, se le relaciona con Alonso de Estrada, de quien fue primo hermano y a quien acompañó a la Nueva España en 1523 en busca de oportunidades en la nueva organización de los territorios novohispanos», explica el catedrático de la UCLM, que añade que «le tocó adentrarse en la selva y enfrentarse a los rebeldes indios chiapanecos, de la región de Chiapas, junto a varios centenares de indios mexicas y tlaxcaltecas».

Este capitán de las huestes de Hernán Cortés fundó en 1528 la ciudad de Villa Real de Chiapa de los españoles, también llamada Chiapa de los indios, actualmente San Cristóbal de Las Casas. Porfirio Sanz indica que los indígenas de la zona, apegados a sus ritos, costumbres y tradiciones, «se resistieron a las tareas de conquista y pacificación de los españoles hasta 1531». La estatua de Diego de Mazariegos en San Cristóbal de Las Casas fue derribada el 12 de octubre de 1992, «al igual que viene sucediendo con el derribo de otras figuras y personalidades de la conquista y colonización, tras un levantamiento campesino que condenó la labor colonialista del capitán ciudadrealeño».

Barrido frente a mestizaje. Frente a la «colonización de barrido» de Estados Unidos, que «se fue extendiendo hacia el oeste aniquilando a tribus y poblaciones enteras, a las que incautaron sus propiedades, terminaron con sus formas de vida y recluyeron en reservas», Sanz contrapone la colonización española, «construida sobre el mestizaje». «La unión de españoles e indígenas permitió la multitud de mezclas que existen actualmente, porque desde los Reyes Católicos, y así consta en la legislación de la época, se entendió que los indios eran súbditos de Castilla y no esclavos, tenían derechos y las 'leyes de indias' se preocuparon por protegerlos, como no se hizo en ninguna otra legislación de la época», resalta.

«Hubo algunos abusos y formas de corrupción en el gobierno de entonces, como los hay en la sociedad actual, pero la práctica habitual evitó que la vida del indígena se pusiese en peligro o no se protegiese», enfatiza el catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Castilla-La Mancha, para sentenciar que «las formas de conquista y colonización de españoles, portugueses, franceses, ingleses y neerlandeses fueron diferentes, aunque las nuevas tierras propiciasen recursos y se generase un sistema en el que también se produjo explotación económica».