La sencillez plástica de Manuel Hidalgo

Hilario L. Muñoz
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El escultor inauguró recientemente su sexta obra en la capital 'Sana'. Hidalgo, jubilado ya, recuerda la necesidad de embellecer la ciudad donde ha nacido y crecido

La sencillez plástica de Manuel hidalgo - Foto: Rueda Villaverde

Hace 20 años, Manuel Hidalgo plantó la primera semilla de una idea que tenía en mente. Quería embellecer su ciudad natal y tuvo, además, la suerte de iniciar ese sueño con el idilio que tuvo la capital con el deporte de élite, inaugurando Quijote Arena, una obra que se puede ver desde 2003 junto al pabellón, y que simboliza el balonmano. «Una obra inacabada», porque contaba con dos manos, la que sujeta el balón y otra que sujetaba esa mano, gesto típico del deporte, pero que nunca llegó a realizarse. Después llegaron Brindis,  ubicada en Pagos del Vicario en 2004; Ante-Rocín, en 2005, en la carretera de Toledo; La Bacía, ubicada en el centro cívico de Los Rosales; Aromas, en el pabellón del Ifedi en 2023; y Sana, ubicada frente al Colegio de Farmacéuticos de Ciudad Real, e inaugurada hace unas semanas. El artista plástico, que «no escultor en toda la extensión de la palabra», como él se considera, es una de las personas con más obras en las calles de la ciudad y a las que suma, en la provincia, La vaquilla junto al tambor, que está en Chillón desde el año 2005 o Alear, la escultura que se entrega como premio a la mujer emprendedora, así como Axpa, que dan anualmente en el Club Rotarios de Ciudad Real. 

 «Soy  una persona que le encanta el arte y que he tenido el honor. y el orgullo de inaugurar unas esculturas en Ciudad Real, que no me cabe la menor duda, enriquecen la misma», indica. «Mi inquietud siempre ha sido dotar a la ciudad de plasticidad, porque entiendo que una ciudad donde se ve determinado patrimonio artístico, la enriquece», asevera Hidalgo. 

Manuel Hidalgo primero trabajó el arte figurativo, pero un viaje a Italia hizo que desistiera de esa idea. «Tuve que cambiar el sistema de expresarme, no porque no apreciase el arte renacentista, que a mí me encanta y le tengo muchísimo respeto, sino porque observaba que trabajaba muchísimo tiempo y había escultores muy buenos ya entonces». Por este motivo, planteó trabajar en una línea «singular», apostar por la «sencillez». «Me apoyo muchísimo en el menos es más y lo que más trabajo me cuesta es restar, no sumar», indica. De hecho, señala que sus esculturas nacen «con ciertas ornamentaciones», pero va «descargándolas hasta conseguir lo mínimo». «Alcanzar lo máximo con lo mínimo, para mí es lo más complicado», señala. 

La sencillez plástica de Manuel hidalgoLa sencillez plástica de Manuel hidalgo - Foto: Rueda VillaverdePor este motivo, cada obra suya lleva implícita una descripción que permita admirar ese proceso creativo que despoja a la escultura al mínimo. Por ejemplo, en Sana, la obra que puede verse frente al Colegio de Farmacéuticos, Hidalgo trata de plasmar toda la simbología histórica de la profesión farmacéutica, partiendo con la copa de Higia, la serpiente y la cruz griega, unidas en un único espacio que se admira caminando a su alrededor.

El proceso creativo de Hidalgo arranca con la idea, plasmada en un dibujo, un boceto, que empieza a realizar sobre madera en el taller que tiene en su estudio, con estantes llenos de esas pequeñas obras de arte en las que trabaja. Su visión actúa en escala reducida y acaba en esas esculturas de varios metros de largo gracias a sus «colaboradores» como él los llama y que son Manufacturas Naranjo de Bolaños de Calatrava, Metálicas Parme de Pozuelo de Calatrava y el arquitecto Emilio Velado, encargado de hacer los cálculos que cimienten la escultura.  «Sin ese equipo no hubiera podido trabajar».

Tras hacer Sana, Hidalgo ha seguido con el vino, fuente de inspiración sobre la que lleva años reflexionando. «He realizado 30 esculturas, pero es un tema muy amplio y que pretendo simbolizar al máximo», indica. Al vino dedicó su última exposición en el museo Manuel López-Villaseñor de la capital y a él dedica esfuerzos haciendo esculturas uniendo, la copa, la vid y el vino en una imagen. 

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La sencillez plástica de Manuel hidalgo - Foto: Rueda Villaverde
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La sencillez plástica de Manuel hidalgo - Foto: Rueda Villaverde
La sencillez plástica de Manuel hidalgo
La sencillez plástica de Manuel hidalgo - Foto: Rueda Villaverde

Mientras, en su jubilación, recuerda que hace 76 años  no había grandes avenidas ni parque como ahora en su capital y reivindica que la «plasticidad», la belleza, tenga también su espacio en esas calles.