Las ciudadrealeñas sufren más paro, ganan menos y también padecen más temporalidad en sus empleos. En las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal, el SEPE, hay el doble de mujeres. Ellas ganan, de media, casi 4.000 euros menos y por cada contrato estable que firman, ellos han firmado dos. Aunque 2024 mantiene un ritmo de contratación fija que ronda el 50% de las altas laborales firmadas en el primer trimestre, las ciudadrealeñas protagonizan las mayores tasas de temporalidad del mercado laboral. Ellas entran menos al mercado laboral y lo hacen en peores condiciones.
Según los datos que recoge el SEPE, el primer trimestre del año dejó en la provincia la firma de más de 28.000 contratos de los que casi la mitad, unos 13.000 fueron indefinidos. Los ciudadrealeños firmaron unos 17.500, la mitad, fijos. Las ciudadrealeñas, unos 10.900, seis de cada diez, temporales. Y da lo mismo los años que tengan. La temporalidad afecta a todos los grupos de edad, desde las más jóvenes, las menores de 19 años sufren una temporalidad del 58%, a las que más contratos firman, las que tienen entre 30 y 34 años, con el 61% de las altas laborales con fecha de caducidad, y las más veteranas, las que superan los 59 años, con una tasa de temporalidad que roza el 65% en los contratos que se firman a partir de esas edades. Si se compara con la realidad del mercado laboral de los hombres, estos, a partir de los 35 años están firmando este año más altas fijas que temporales.
«Las mujeres no eligen esta temporalidad por gusto ni porque nos venga mejor», explica la responsable provincial de CCOO en materia de igualdad, Esther Serrano. En esa circunstancia se incluyen varios factores que implican que sean ellas las que al final terminen protagonizando la mayor parte de las jornadas parciales. La primera, los cuidados en la familia. «Hasta ahora se ha considerado el empleo femenino como un complemento», indica Serrano, que incide en la necesidad de llevar la corresponsabilidad a este ámbito a través de un pacto de Estado que facilite luchar contra una diferencia estructural que se da en el acceso de la mujer al mercado laboral frente al hombre y que va a más allá, incluso cuando acaba la vida laboral. Los jubilados ciudadrealeños ganan, de media, 500 euros más que las jubiladas, en parte, por una vida profesional marcada por esa precariedad, asegura Serrano.
A la cabeza de ese empleo femenino más precario aparece el sector que más trabajo da a las mujeres de la provincia. El sector servicios. Ocho de cada diez contratos que firman las ciudadrealeñas es para entrar a trabajar en este grupo de actividades. Y es ahí donde se sigue localizando la mayor parte de los empleos precarios. Hasta el 63% de los contratos que se han firmado este año son temporales, una cifra que llega hasta casi el 70% entre las ciudadrealeñas de 55 a 59 años. Una circunstancia de la que no escapa ni la propia administración pública. En Ciudad Real, a fecha del mes de julio del año pasado, había más empleadas públicas temporales, casi 12.000, que funcionarias de carrera o personal laboral fijo, unas 10.600.
La mayor estabilidad la logran ellas en la provincia en el campo. Seis de cada diez que entran a trabajar en la agricultura tienen un empleo fijo y en la construcción, donde su presencia sigue siendo casi testimonial: en medio año se firmaron 87 contratos fijos y 71 temporales.