La Facultad de Educación de Ciudad Real es la institución educativa más antigua de la capital, con más de 175 años desde su fundación como Escuela Normal en 1842. Nombrada en honor al pedagogo Lorenzo Luzuriaga, defiende la educación como un derecho fundamental. El centro combina tradición y modernidad, y está comprometido con la innovación y la investigación pedagógica para formar maestros altamente cualificados. Cuenta con unos 90 docentes y 10 administrativos, más de 1.150 alumnos y un personal administrativo dedicado. Sus instalaciones incluyen 17 aulas equipadas con tecnología audiovisual, laboratorios especializados, gimnasio, biblioteca con más de 25.000 volúmenes y espacios de estudio. Ofrece los grados en Educación Infantil y Primaria, con diversas menciones, el doble grado en Infantil y Primaria y una amplia oferta de cursos complementarios. La facultad sigue adaptándose para preparar a los mejores profesionales de la enseñanza y desea continuar contando con nuevos estudiantes. Pedro V. Salido López (Villanueva de la Fuente, 1983) es su decano desde mayo y comenta con La Tribuna los objetivos marcados en su periodo al frente de la Facultad.
Al asumir el cargo de decano, ¿cuáles fueron sus principales objetivos y cómo ha avanzado en su cumplimiento hasta ahora?
El programa con el que me presenté a las elecciones al Decanato fue un programa participativo, que nació del consenso con el equipo que me acompaña. Se incluyeron 71 acciones que se distribuyen en cuatro ámbitos de actuación: personal, titulaciones, infraestructuras y espacios académicos; y, por último, igualdad, inclusión y diversidad. Desde el Decanato se está apoyando económicamente el desarrollo de proyectos y actividades culturales que permitan dar cumplimiento al Plan de Igualdad de la UCLM. También contamos con medidas de apoyo para el personal técnico de gestión, administración y servicios.
«Se hace un esfuerzo por mejorar el sistema educativo» - Foto: Fotos Rueda VillaverdeDado que fui partícipe de los programas electorales de quienes me han precedido en el cargo, desde 2017 participo en la gestión del centro, algunas de las acciones son de continuidad. Otras son totalmente nuevas, como, por ejemplo, la puesta en marcha de un programa de prácticas en Colegios Rurales Agrupados (CRA). El proyecto ya cuenta con el apoyo de nuestra universidad (UCLM) y, actualmente, dos de nuestras estudiantes se encuentran formándose en centros educativos de entornos afectados por la despoblación. Por otra parte, creo que los y las estudiantes son la esencia de nuestra Facultad y, por ello, le hemos dedicado 21 acciones sobre las que venimos trabajando en los últimos meses.
¿Qué estrategias está implementando para fomentar la innovación y la excelencia en la formación docente?
La renovación y actualización de los espacios académicos, el apoyo a la movilidad de profesorado a centros de referencia nacionales e internacionales, el incremento de ayudas a la investigación o al desarrollo de proyectos de innovación educativa son las líneas estratégicas a seguir. La colaboración con otras instituciones y con los centros de educación Infantil y Primaria es fundamental para seguir progresando.
¿Cómo visualiza el futuro de la Facultad de Educación y qué legado le gustaría dejar al finalizar su mandato?
Es muy prometedor. Son numerosos los proyectos en marcha que van a repercutir de manera muy positiva en la formación de maestros y maestras y no exagero si digo que nuestra Facultad es ya un centro de referencia. El legado que quede tras los seis años al frente del Decanato, que espero que sea lo mejor posible, no será mérito mío, pues cada logro es fruto de un trabajo colectivo y del compromiso de todos los sectores que integran la vida en la Facultad: estudiantes, PTGAS, PDI y PIF. Sí es cierto que me gustaría que estos seis años se recordaran como una época de sana convivencia, de prosperidad y de mejoras educativas que tengan un gran calado social.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los estudiantes actuales y futuros de la Facultad de Educación?
Los maestros y maestras son la base de una sociedad que demanda continuos cambios. Paulo Freire decía que «la educación necesita tanto de formación técnica, científica y profesional como de sueños y utopía». Animo a quienes se sienten comprometidos con la educación a seguir soñando y a que nunca pierdan la ilusión por un mundo mejor.
Desde su perspectiva, ¿cuál es el estado actual del sector docente en Castilla-La Mancha y en España en general?
En general, goza de muy buena salud. Siempre se puede mejorar porque la perfección no existe, pero creo que se está haciendo un esfuerzo considerable por la innovación y la mejora de nuestro sistema educativo.
¿Qué retroalimentación ha recibido de los estudiantes sobre los programas de grado que ofrece la Facultad?
Las sensaciones entre el profesorado de la Facultad de Educación son muy buenas. En las pasadas oposiciones muchos de nuestros egresados y egresadas aprobaron con plaza y para nosotros es una satisfacción verlos crecer. En este proceso, nuestra alumna Irene Sánchez Navas consiguió una nota de excelencia en la especialidad de Primaria que le permitió ser la primera de entre todos los aspirantes. Además, algunos de los alumnos y alumnas titulados en los últimos años han sido beneficiarios de contratos de investigación muy competitivos y hoy son compañeros y compañeras. Estas noticias ponen de manifiesto que el trabajo que se realiza en la Universidad de Castilla-La Mancha para formar maestros y maestras es excelente.
¿Cómo está respondiendo la Facultad a las necesidades y expectativas de los futuros docentes?
Nuestra relación con la Delegación de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Ciudad Real es muy cercana y esto nos está permitiendo avanzar de manera paralela a los centros educativos y conocer las necesidades reales de la escuela actual. Creo que este es el mejor camino para dar respuesta a esas expectativas docentes. Un claro ejemplo de ello es la puesta en marcha de un Aula del Futuro en nuestra Facultad. Por otra parte, el profesorado de la Facultad participa en numerosos proyectos de investigación y de innovación educativa que están teniendo excelentes resultados en la formación de docentes en todas las áreas de conocimiento.
¿Existen planes para introducir nuevos grados o especializaciones en respuesta a las tendencias educativas actuales?
Actualmente, se está trabajando desde la Conferencia de Decanos/as de Educación en los Libros Blancos de Educación. Es evidente que habrá una actualización de los planes de estudios para dar respuesta a las tendencias educativas actuales, pero tenemos que esperar a que el resultado de este trabajo se materialice para evaluar los resultados.
La Facultad ha mostrado un compromiso notable con la educación en el Sáhara. ¿Podría hablar sobre las iniciativas y proyectos que están llevando a cabo en esa región?
Nuestro Programa de Prácticas en el Sáhara es pionero y único a nivel nacional y, evidentemente, es un logro de los equipos decanales que nos han precedido. Desde el primer día, y son ya 24 ediciones con la de este curso, la ilusión y el compromiso de los estudiantes, de los coordinadores y coordinadoras, y del profesorado del centro es la garantía de éxito de un proyecto para la cooperación al desarrollo de gran calado social. Actualmente, además de todo el equipo de coordinación, en el proyecto trabaja de manera totalmente altruista la Asociación Educativa para el Sáhara Mualim, de la que forman parte un grupo de personas muy comprometidas con la causa saharaui. Contamos con el apoyo de la Diputación de Ciudad Real, con su presidente, Miguel Ángel Valverde, a la cabeza, del rector de la UCLM, Julián Garde, y de las Cortes de Castilla-La Mancha.
¿Cómo impactan estos proyectos tanto en las comunidades locales del Sáhara como en los estudiantes y profesores de la Facultad?
El estudiantado que participa en este programa queda marcado para siempre. No podemos olvidar que en un contexto muy cercano las condiciones de vida son muy diferentes y, por desgracia, sobrecogedoras. Poner en práctica el aprendizaje y la formación recibida durante los estudios de Grado en nuestra Facultad en madrasas que cuentan con numerosas carencias por la escasez de recursos es tremendamente enriquecedor desde el punto de vista pedagógico para los futuros docentes. Además, no sólo se forman como maestros y maestras, pues hay un componente humano que para nadie pasa desapercibido. Las 80 personas que, aproximadamente, cada año se suman al proyecto conviven durante tres semanas con familias que dan lo mejor que tienen para que la estancia en el desierto sea lo más agradable posible
¿Qué desafíos han enfrentado en la implementación de estos programas y cómo los han superado?
La organización de un viaje que no está exento de dificultades por la cantidad de trámites que hay que hacer para mover a un grupo tan numeroso y organizar la estancia en los campamentos. En esta tarea la Representación Saharui para España colabora de manera directa con el vicedecano de Prácticas, Manuel Javier Cejudo, que es la persona encargada de la gestión del proyecto. Los principales desafíos a los que se ha hecho frente han sido la pandemia generada por la COVID-19 y la situación política que hace unos años supuso un incremento de la actividad armada en la zona. En ambos casos, se decidió suspender el programa porque no se podían asumir riesgos para nuestros y nuestras estudiantes de la Facultad de Educación.