La gran confusión que realmente tiene una sociedad mayoritaria es confundir las costumbres gitanas con las derivadas de una marginalidad. Incluso los propios gitanos lo confunden». Este es el mejor resumen de cómo afrontan la vida Abraham Montañez y Sara Montoya, una pareja gitana, joven y que son, quizás, los que mejor representan el cambio sin perder las raíces para el Día Internacional del Pueblo Gitano. Ella es integradora social y sigue estudiando en la universidad un grado, y él trabaja en intervención y está ultimando el grado en Derecho. Ambos se casaron hace poco, cerca de la treintena, compraron una vivienda y siguen con su trabajo en la Fundación Secretariado Gitano.
Su camino es el del empoderamiento desde la raza, siguiendo un recorrido en el que no han perdido sus tradiciones, desde el arroz con hinojos a acudir a las pedidas de mano o los encuentros de la iglesia, porque recuerdan que casarse joven no es una de ellas. «Yo estoy totalmente en contra del matrimonio temprano, porque tengo la teoría de que el primer engranaje para entrar en la exclusión de la comunidad gitana es ese», explica Montoya. De hecho, ese es un aspecto por el que se abandona la educación en edades tempranas, recuerda, pensando en muchas amigas suyas que se casaron con esa edad.
Sara, de hecho, forma parte de esas gitanas que dejan los estudios en Primaria. A los 12 años en sexto, dejó los libros, y a los 19 regresó a la escuela de adultos para sacar la ESO, luego obtener el título de FP, hacer un curso de especialización y ahora sigue con el grado. Mientras Abraham siempre ha sido buen estudiante. «A mí lo que me ha hecho estudiar ha sido pasarme el mercadillo», indica, mientras recuerda a su padre, mostrándole lo que era el trabajo para pedirle que se labre un futuro mejor.
Empoderar desde la tradición gitana - Foto: Rueda VillaverdePara ambos, la clave de por qué son cómo son la sitúan en que en sus familias «había comida, techo y educación», lo necesario para lanzarse a estudiar. «Hay un círculo de pobreza» y, por otra parte, hay un círculo «de la propia cultura» y ambos difieren, recuerdan. «Cuando te ves integrado en la sociedad» cambia el modo de ver a la sociedad frente a cuando creces «en un barrio gueto abandonado de la administración». Él viene de familia de mercadillo, de La Granja, y, por el camino ha tenido personas que le han apoyado en sus decisiones. Ella viene de un padre fontanero que le pedía que estudiase y así lo hizo. «Por lo menos comíamos, teníamos un techo y eso hacía que nuestro círculo fuera más amplio; cuando estás en un mundo marginal cerrado, en un barrio hermético, sufres racismo a diario, tu círculo es cerrado. Por eso en esos círculos costará más salir y en otros círculos no costará tanto».
racismo. Abraham Montañez recuerda que tiene una ventaja más como es tener los genes de los gitanos de los Balcanes. Es rubio y con ojos azules. «El pueblo gitano es nómada, durante toda su trayectoria viene con una serie de mezclas». Con todo, ha vivido casos de racismo y exclusión. Por ejemplo, en el colegio, con los compañeros de clase. «Me han llegado a decir siendo niño que no me podían invitar a sus casas porque era gitano» y recuerda que había un trato distinto cuando conocían su origen, algo que también ha condicionado, por ejemplo, que hayan optado por comprar su vivienda actual, porque son conscientes de la dificultad que implica alquiler cuando ven sus apellidos.
Más allá de las tradiciones, de ser un hogar que come arroz con hinojos o clavos, como en muchas otras viviendas gitanas, en su casa también hay elementos de modernidad, como la Harley-Davidson que conduce Abraham, un motero más en Los Calatravos, o ella, feminista y empoderada. «La mujer gitana está en su pleno apogeo, está en su mejor momento, está viviendo su feminismo, se está manifestando en el 25N, en un 8 de marzo, está alzando la voz» y ese es el cambio que ven en el futuro de su pueblo, pero son unos avances que salen poco a poco.
Más fotos:
Por este motivo, ambos piden en este 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, a la sociedad mayoritaria que piensen que cuando ven a una persona gitana «simplemente están viendo a una persona». «Yo soy una persona, yo no sigo una corriente, ni tenemos un patrón según nacemos» porque es «absurdo» pensar que «hay un patrón que se repite en personas por nacer de una raza».