Este 28 de marzo será la primera vez en la historia en que se celebre un día pensado para honrar a los 126 médicos que fallecieron por Covid-19 en España. Se celebra ese día porque el 28 de marzo de 2020 falleció Sara Bravo, la médica residente en Alcázar de San Juan y colegiada en Ciudad Real, que fue la primera facultativa que murió por coronavirus a sus 28 años. Junto a ella fallecieron otros cinco médicos más de Ciudad Real: Héctor Garrido, José Manuel Iriarte, Jesús Montarroso, Samir Assi Mouselli y Leonardo Dante González. También está Ana Figueras, médica fallecida también por el Covid.
«A mí me pillaron los dos lados de la pandemia», resume Ángel Pérez, al plantear que él puede dar voz a aquellos médicos que ya no pueden. Él pudo haber sido el séptimo médico en esa fatídica lista. Estuvo al borde de la muerte, ingresado en la UCI dos meses, pero consiguió despertar, pasar a planta, donde estuvo otros dos meses, y seguir con su vida, ya sin ser médico, porque las secuelas no le dejaban ejercer. De hecho, que el Covid-19 le quitara la posibilidad de seguir ejerciendo la medicina, aún le quedaban muchos años para jubilarse, fue «una de las situaciones más duras» a las que ha tenido que enfrentarse. Jamás hubiera pensado que esa 'gripe' le quitaría su profesión.
¿Qué le dicen los compañeros médicos cuando le ven por la calle? «Se acuerdan mucho de mí y dicen que me ven genial. La verdad es que yo estoy contento de estar vivo», explica Ángel, quien ve este 28 de marzo un «justo» reconocimiento a «todos los profesionales sanitarios», recordando que murieron médicos, pero también enfermeros, auxiliares o celadores. Con todo, señala que no hay que olvidar «lo que pasó», porque, en su opinión, «no hemos aprendido lo suficiente de esta pandemia» y si llegara otra «no estaríamos preparados».
«Desde el momento en el que aparece el virus en Wuhan, en el centro de salud y en mi consulta, con un residente, seguíamos la evolución», recuerda Pérez. Así rememora el primer caso en las Islas Canarias y, sobre todo, el primero de Almagro. «Me impresionó mucho que aquel muchacho que murió a primeras horas de la mañana, a mediodía estaba enterrado». Después llegaron otros muchos, «a los que se les enterraba sin que pudiera asistir ningún familiar. Todo aquello fue durísimo».
«Muchos se contagiaron y murieron», entre ellos, recuerda, «los seis médicos de la provincia de Ciudad Real y miembros del colegio de médicos», del que Pérez, llegó a ser vocal de Atención Primaria. «No quiero olvidarme de ellos porque duele mucho», recordando que alguno de ellos era amigo suyo y murió poco antes de contagiarse él del coronavirus.
De ese inicio, Pérez denuncia «la falta de medios», pero también «la desinformación» que había. «Se nos daba información errónea, porque en un primer momento se publica que el virus es muy grande y que las mascarillas son innecesarias; eso se publicó en la web del Ministerio». Después llegó la falta de material, la falta de mascarillas o las recomendaciones que se hacían «desde el supuesto comité de expertos, que todavía no sabemos quién lo conformaba».
Fue una labor de lucha en la que había un agradecimiento de los sanitarios a mucha gente, trabajadores de ayuntamientos que fumigaron las calles, a la UME, o «a los transportistas, a la gente que trabajaba en los supermercados, a mil personas que arriesgaron su vida». De hecho, Pérez aún conserva en su Facebook un escrito de agradecimiento a todos ellos y que hizo días antes de contagiarse del virus.
Él enfermó en la tercera ola, en la Navidad de 2020, cuando estaban empezando a darse las vacunas. «Fue una especie de gripe y como no iba bien me fui al hospital y me ingresaron». Allí se pierden los recuerdos de esos dos meses en los que estuvo en la UCI y otros dos en la planta. «Quiero dar las gracias a tanta gente que peleó por mí y que consiguió que hoy esté aquí, otra vez vivo, y con ganas de seguir haciendo cosas», apunta el que ahora es presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer en la capital. «También quiero reconocer a mis amigos, a mi familia que me han apoyado muchísimo», remarca.
Presente.
En este primer día de los sanitarios fallecidos por COVID, Pérez afirma que le duele «mucho» recordar cómo él también salía a su ventana «para aplaudir y oía el Resistiré», pero «ahora, en vez del aplauso, lo que reciben los médicos muchas veces son agresiones». «Se están disparando el nivel de agresividad contra los médicos y no lo entiendo», se lamenta, cuando han fallecido tantos por sus pacientes. «Echo de menos que la población en grupo también salga a cantar ese Resistiré y a decir esto es intolerable, que no se puede consentir». «En la atención sanitaria lo que tiene que haber siempre y lo que está en la base de todo es la dignidad humana», indica Pérez, y «esa dignidad es bidireccional, afecta también a los profesionales», sentencia.