Hay artistas que cuando tocan el cielo, les cuesta mucho volver a pisar tierra. Por suerte, este no ha sido el caso de Palomy López, la niña que tantas alegrías ha dado en el Quijano y en incontables conciertos en la capital, y que alcanzó la fama cuando Antena 3 la eligió como concursante para La Voz. De repente su rostro y su 'deje' flamenco se hicieron famosos en toda España. Ahí muchos pensarían que ella alcanzó el cénit de su carrera, pero ella ha aterrizado «de la mano» de la música como explica.
Al salir del concurso y tras un concierto multitudinario en el Espacio Joven de Ciudad Real, a Palomy le empezaron a llamar, sobre todo de Andalucía. Eran conciertos «en salas» y, de hecho, muchos creían que era de Granada o de la zona por el acento y por «el deje flamenco» en sus canciones. «Decidí irme, aunque aquí estaba muy cómoda con toda la familia, pero no había tanto trabajo». Además de que tenía la impresión de que, tras tantos años sobre el escenario, «había cantado en todos sitios». Allí en Andalucía ha entrado en el circuito de locales que aprecian tener a una cantante donde «cantar para vivir y para coger tablas y seguir aprendiendo».
Además, en este tiempo, ha empezado a pensar en el legado que dejará. «Tienes que apostar por ti», explica, por lo que empezó a guardar un poquito de cada actuación, con el objetivo de buscar un productor y sacar algo de tiempo para ser «una artista independiente y emergente». Las canciones con su nombre son «lo que va a quedar el día de mañana» y así surgió el primer tema que grabó, Y si me pierdo, y hace dos semanas salió Malas Noches. En unos meses llegará el siguiente tema y luego otro, con esa idea de la música actual en la que es más importante el single, la canción, que el formato disco. «He aprendido de los compañeros, de mis amistades y de artistas que sigo que ahora va tema por tema», para que la gente le dé la importancia que tiene a cada uno.
Ella paga a sus músicos, su estudio de grabación y hasta los vídeos, invirtiendo en un sueño y también en la idea que «haya canciones» con su firma que se escuchen siempre. La propuesta parece salir bien, ha tenido una buena repercusión, más de cinco mil escuchas lleva Malas Noches en dos semanas. Además, cada versión que hace en sus redes, multiplicadas tras la televisión, cuentan con miles de visualizaciones.
La intención en cada canción y en los conciertos que da, donde de vez en cuando suenan sus temas propios, es «seguir creciendo» y «disfrutar», sin tener «un ojo puesto en una meta» y otro en «el camino». «Los dos ojos los tengo en el camino y ya vendrá, lo que tenga que venir».
De La Voz, Palomy explica que le queda lo aprendido y sobre todo que le haya conocido mucha más gente. Considera, además, que ganar un programa como ese, no siempre es una garantía de seguir en la música. «No puedes ganar un programa de tan importancia y al día siguiente estar en un bar». En este sentido, recuerda que Palomy antes del programa cantaba y con su música llenaba la nevera y pagaba las facturas, y tras el programa hace lo mismo. Hay otros que pasan por una experiencia así y no pueden regresar a su vida, a su «trabajo normal». «No ganar te da más vía libre a seguir trabajando, con naturalidad».
Con todo, recuerda que cada músico, vive con el sueño de llenar un teatro enorme y de sentir una ovación. «Desde muy pequeña, me he imaginado en sitios muy grandes, pero luego hay que pensar en corto plazo» y ahí el objetivo es que cada vez que se mire atrás ver que «ha mejorado» lo que antes hacía. «Sigo aprendiendo y mejorando y vivo de lo que me gusta que es importante», concluye.