Hace dos semanas fue nominado al premio al Mejor disco infantil de los Grammy Latinos. ¿Qué significa para Veleta Roja llegar a su tercera nominación en los Grammy Latinos?
Indudablemente, alegría; también ilusión. Pero la ilusión es, sobre todo, la que estamos recibiendo de nuestro entorno. Es increíble la emoción que nos llega. Tenemos muchísimas ganas de conseguir el premio, pero ese sentimiento se acrecienta mucho más cuando vemos toda la energía positiva que nos llega, queremos el premio para darle una alegría a la gente que nos apoya.
¿Qué argumentos tiene '¿Y si pido que me cuentes?' para mejorar lo conseguido por los anteriores trabajos del grupo?
Ante todo tiene más experiencia en este formato que de alguna manera hemos inventado nosotros. El disco no corresponde a ningún género concreto a pesar de que está en la categoría de música para niños, pero no deja de ser el producto de una experimentación que se sitúa en esa delgada línea entre la narración oral y la música. Se basa en el propio ritmo de las palabras, en la magia de las atmósferas, que unas veces son atmósferas poéticas, otras son musicales y otras son ambas interactuando. Esa armonía es un arte, es una práctica, un juego que exponemos de manera natural en los escenarios gracias al contacto con el público.
¿Cómo ha sido la recepción de esta obra en algo tan etéreo como es la Academia de la Música Latina?
Más que etérea es diversa. Cuando salen los premios todos se fijan en las categorías con el impacto mediático más relevante, pero lo que caracteriza a estos premios es la diversidad. Hay más de 40 categorías; de música clásica, música brasileña, música para niños… Hay infinidad de orientaciones. Entre todos esos premios, este tipo de trabajos puede tener una acogida más amable precisamente por la diversidad que refleja. Pero somos conscientes de que la propuesta que hacemos es muy personal. Estamos buscando una manera de hacer las cosas, sobre todo, que nos guste a nosotros, a lo mejor no es para un público enorme, porque buscamos espacios más íntimos. Disfrutamos especialmente de los lugares donde la gente todavía se mira a los ojos y se saluda por la calle y eso ocurre en nuestra ciudad, pero también ocurre en muchos pueblitos de Latinoamérica.
Es curioso que un proyecto de varias personas dure tanto tiempo sin que alguien decida separarse, ¿cuál es la clave?
Pensamos que el número tres es mágico, en muchas culturas tiene un significado mágico. Evidentemente, tenemos diferencias de criterio muchas veces, pero lo bueno del número tres es que siempre el tercero desempata. Tienes que volverte muy flexible y no se trata de imponer tu verdad, nunca hay una lucha bloqueada. Tenemos muy claro que lo que hacemos es porque nos gusta, no solamente disfrutamos del trabajo a nivel profesional y artístico, también de la convivencia entre los tres.
¿Qué efecto han tenido las dos anteriores nominaciones en el proyecto de Veleta Roja?
Los trabajos no los hacemos con un propósito de impacto, los hacemos por la necesidad de transmitir algo. Cierto que una vez que tenemos un producto intentamos que llegue a más personas. Someterlos a consideración en los premios Grammy es un paso final, pero nunca es el objetivo. Indudablemente, nos ayuda mucho, porque la Academia Latina es una institución con mucho peso en la industria y en los medios. A nosotros nos cuesta muchísimo sacar cada disco. A veces hemos tenido ayuda a través del crowdfunding, generalmente solemos contar con apoyo institucional, del Ayuntamiento, de la Diputación... Las nominaciones y reconocimientos ayudan a que el producto tenga más salida y, por lo tanto, tener algo más de retorno, pero sobre todo a que también haya más personas interesadas en que hagamos un concierto.