El auge del vino blanco

J. M. Beldad
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El consumo de vino blanco ha crecido un 10% en las últimas dos décadas, mientras que el consumo de vino tinto ha caído un 15 por ciento

El auge del vino blanco - Foto: Rueda Villaverde

El vino blanco, durante mucho tiempo considerado el 'hermano menor' del vino tinto, está experimentando un auge sin precedentes en la industria vitivinícola global. Esta tendencia se refleja en cifras: el consumo de vino blanco ha crecido un 10% en las últimas dos décadas, mientras que el consumo de vino tinto ha caído un 15%. Este cambio responde a una combinación de factores que incluyen cambios en las preferencias de los consumidores, innovaciones tecnológicas en la producción, la adaptación al cambio climático, y un enfoque renovado en la sostenibilidad.

Federico Lucendo, enólogo valdepeñero y creador del vino Linze, atribuye este crecimiento a varios factores, destacando una evolución en las preferencias de los consumidores hacia productos más frescos y afrutados. «En los últimos 10 años, hemos visto una clara tendencia al alza en el consumo de vinos blancos, que son más ligeros y fáciles de beber que los tintos», explica. Lucendo subraya que el mercado se ha vuelto «más global» y los consumidores demandan vinos que sean fáciles de consumir, sin tanta madera ni envejecimiento.

Por su parte, José Luis Murcia, presidente de la Asociación Española de Periodistas del Vino (AEPEV), señala que la pandemia del Covid también ha jugado un papel en este cambio. «Durante la pandemia, las personas se vieron obligadas a reevaluar sus hábitos de consumo. Vimos un aumento en la demanda de vinos menos corpulentos, más frutales y con menos madera, características que se encuentran más comúnmente en los vinos blancos», menciona Murcia.

El auge del vino blancoEl auge del vino blanco - Foto: Rueda VillaverdeLos mercados de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido han liderado este aumento en la demanda de vino blanco. Estos tres países han compensado la disminución del consumo en mercados tradicionales como Francia y España.

La popularidad de los vinos blancos en estos países no solo responde a las preferencias de los consumidores jóvenes, sino también a su alineación con las tendencias actuales hacia productos más saludables y sostenibles.

La evolución tecnológica en la producción de vinos blancos ha sido fundamental para su creciente popularidad. Lucendo resalta cómo, en las últimas dos décadas, la tecnología ha transformado la forma en que se produce el vino blanco. «Antes, se necesitaba mucho más tiempo para que un vino blanco estuviera listo para el consumo; ahora, gracias a fermentaciones más rápidas y procesos de clarificación y estabilización más eficientes, podemos ofrecer al mercado vinos frescos en mucho menos tiempo», explica. 

José Luis Murcia añade que este desarrollo ha permitido a los productores diversificar sus ofertas de vinos blancos, ofreciendo desde opciones económicas hasta vinos premium. «La premiumización del sector es evidente, incluso en los blancos, donde los consumidores están dispuestos a pagar más por productos de alta calidad», menciona Murcia. Esta tendencia hacia productos de mayor calidad, aunque en menor cantidad, está siendo liderada por consumidores jóvenes, que valoran más la experiencia de consumo que el volumen.

CAMBIO CLIMÁTICO.

El cambio climático ha impactado significativamente en la producción de vino, afectando tanto la calidad de la uva como los tiempos de cosecha. Federico Lucendo destaca que, en España, el cambio climático ha favorecido en cierta medida la producción de vino blanco. «El cambio climático ha afectado a la producción de vino tinto más que al vino blanco, que se adapta mejor a las condiciones climáticas cambiantes», comenta.

La industria también ha respondido a la creciente demanda de sostenibilidad. Según un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la sostenibilidad es una prioridad cada vez más importante tanto para productores como para consumidores. La adopción de prácticas ecológicas y biodinámicas, la exploración de nuevas variedades de uva y la implementación de métodos de cultivo más sostenibles son parte de esta respuesta. Además, la tendencia hacia envases alternativos y reciclables refleja un cambio hacia una mayor conciencia medioambiental.

José Luis Murcia destaca cómo esta sostenibilidad también se manifiesta en la elección de vinos blancos de bajo contenido alcohólico o sin alcohol. «Los consumidores cada vez están más preocupados por su salud, y los vinos de bajo contenido alcohólico están experimentando un fuerte crecimiento, especialmente en mercados como Estados Unidos», explica Murcia. Esta tendencia también está siendo impulsada por la percepción de que los vinos blancos son más adecuados para una dieta saludable debido a su menor contenido calórico.

COMERCIO ELECTRÓNICO.

El auge del comercio electrónico ha facilitado aún más el acceso a una amplia gama de vinos blancos. Durante la pandemia, el comercio electrónico se convirtió en un canal vital para las ventas de vino, y aunque su crecimiento se ha estabilizado, sigue siendo esencial para conectar con un público joven y experto en tecnología. «Las ventas en línea han permitido a los consumidores descubrir nuevas variedades de vino blanco con mayor facilidad, lo que ha impulsado la demanda de estos productos», indica Murcia.

La industria también ha respondido a la creciente demanda de sostenibilidad. Según un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la sostenibilidad es una prioridad cada vez más importante tanto para productores como para consumidores. La adopción de prácticas ecológicas y biodinámicas, la exploración de nuevas variedades de uva y la implementación de métodos de cultivo más sostenibles son parte de esta respuesta. Además, la tendencia hacia envases alternativos y reciclables refleja un cambio hacia una mayor conciencia medioambiental.

Además, la globalización del mercado del vino ha facilitado que los vinos blancos se distribuyan en mercados emergentes como China, donde su consumo ha crecido significativamente en los últimos años. Lucendo subraya que «la demanda en mercados internacionales ha jugado un papel clave en este auge. Países como China están empezando a valorar los vinos blancos, lo que ha impulsado la exportación y ha dado lugar a nuevas oportunidades para los productores españoles».

LOS DESAFÍOS.

A pesar del auge, el vino blanco aún enfrenta desafíos, especialmente en términos de percepción. Aunque ha habido avances significativos en la calidad, algunos consumidores todavía lo asocian con opciones de menor valor. Sin embargo, la premiumización y la diversificación en los estilos de vino blanco han ayudado a mitigar esta percepción, ofreciendo alternativas que satisfacen tanto a los paladares más sofisticados como a los más jóvenes. El futuro del vino blanco parece prometedor. La industria está experimentando una transformación hacia productos más sostenibles, accesibles y adaptados a los nuevos hábitos de consumo. «El vino blanco ha encontrado su lugar en un mercado que busca nuevas experiencias sin sacrificar la calidad», asegura Murcia.

Este auge indicia que se puede redefinir el lugar del vino blanco en la viticultura global y demuestra, a su vez, la capacidad del sector vitivinícola para adaptarse y prosperar en un mundo en constante cambio. Los productores, enólogos y consumidores están participando activamente en esta evolución, asegurando que el vino blanco mantenga su relevancia en los próximos años y «siendo esclavos del mercado y del consumidor», concluye Murcia.