La Virgen del Prado brilla en la Octava

Ana Pobes
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Cientos de personas alumbran a la patrona en la procesión de la Octava y con la que se pone el broche de oro a la Feria de este año

La Virgen del Prado brilla en la Octava

Cientos de personas alumbraron con sus cirios a la Virgen del Prado, patrona de Ciudad Real, en la procesión de la festividad de la Octava y con la que la capital cerró su Feria y fiestas. 

El aroma de los 400 nardos y de las 150 rosas color champán, que protagonizaban la exhortación floral, impregnó los jardines del Prado, cuando sobre las ocho de la tarde la imagen de la Virgen asomó por el pórtico de la Catedral. Media hora más tarde, el himno nacional, interpretada por la Banda de Ciudad Real, irrumpió en el Prado. Fue uno de los momentos más emotivos, pero no el único. Así, otro de gran devoción se vivió en la plaza Mayor, donde la patrona se situó bajo el balcón del Ayuntamiento, donde hace un siglo el obispo prior de la Diócesis, Narciso Estenaga, consagró Ciudad Real a la Virgen del Prado. Una lluvia de pétalos cayó sobre la patrona, como ocurrió el pasado 15 de agosto. En esta ocasión, la petalada corrió a cargo de la Asociación de Dulcineas y Damas, que pidió hacerla sin música. 

La Virgen, como ya es costumbre, lució el manto de los condes de la Cañada, que desapareció en la Guerra Civil y fue encontrado milagrosamente años después. Por fortuna se recuperó y ayer volvió a lucir en todo su esplendor llamando la atención los dos dragones de cuya boca sale la letanía de la Virgen. Pero una de las novedades de este año es que la patrona, en su fajín, llevaba prendida la medalla regalada por el Ayuntamiento y otra  en honor a la Guardia Civil, que por primera vez en la historia escoltó ayer a la Virgen del Prado, que en el camino de la fe estuvo acompañada por la Corte de honor, el pueblo y autoridades militares, eclesiásticas y municipales, entre los que se encontraba el alcalde de la ciudad, Francisco Cañizares.   

La Virgen del Prado brilla en la Octava La Virgen del Prado brilla en la Octava Las llamas de la devoción se apagaron sobre las diez de la noche, momento en el que una traca anunció el regreso de la Virgen del Prado a la Catedral, donde permanecerá hasta el próximo año. Tras la procesión, Prado Rivera tomó posesión como Hermana Mayor. La primera mujer de la historia de la hermandad, un cargo que cogió con «ilusión y gran honor». 

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Por la mañana, la Catedral acogió la solemne función religiosa con motivo de la Octava a la que  asistieron numerosos fieles que llenaron el templo.