Este verano, el INE actualizó su estadística continua de población, con la que ponía sobre la mesa el impacto que está teniendo la llegada de los inmigrantes en los datos de población de Ciudad Real. La provincia ganaba, de julio de 2023 a julio de 2024, algo más de 700 habitantes gracias a los que llegaron de fuera de España, 2.809, que compensaron la pérdida de 2.137 nacionales. La provincia se ha convertido en el hogar de 39.000 extranjeros, de los que un tercio trabaja, sobre todo, en actividades que no requieren una alta cualificación ni formación. La primera, el campo, la gran puerta de entrada al mercado laboral de los inmigrantes en la provincia.
Este verano, la Seguridad Social ha marcado un récord de empleo extranjero en Ciudad Real. En total, casi 14.000 cotizantes, de los que uno de cada cuatro lo hace a pie de campo. La agricultura es la actividad laboral que más depende de la inmigración en la provincia. Si los inmigrantes representan el 8% de la población, en el sector agrícola, el trabajador extranjero se queda con el 40% del empleo. Son más de 3.500 y de ellos cerca de 1.900 llegaron de fuera de Europa.
Otro nicho de actividad para estos nuevos ciudadrealeños es la hostelería. Otros 1.800 extranjeros tenían aquí un empleo al acabar el pasado mes de julio y a la espera de que la Seguridad Social actualice las cifras de un agosto que acabó con las mejores cifras de actividad en bares y restaurantes. El 15% de los empleados en esta actividad depende de gente nacida de fuera de España. Y, sobre todo, de fuera de Europa que son más, muchos más, que los extranjeros comunitarios en profesiones como el comercio, donde trabajan en la provincia más de 1.600 foráneos.
Otro empleo donde la presencia de inmigrantes es vital para que se pueda desarrollar en la provincia es el de las empleadas domésticas. En femenino, porque por cada hombre que trabaja en esta actividad en Ciudad Real hay 40 mujeres. Y las extranjeras acaparan casi el 25% del empleo. Son más de 600.
El otro sector que más depende de los extranjeros en la provincia es la construcción. El ladrillo da trabajo a 1.900 personas que no nacieron aquí: el 11 por ciento de los que se suben a un andamio, también con más presencia de no europeos que europeos, que sí son mayoría, por ejemplo, en el transporte o la industria manufacturera Donde menos peso tienen los inmigrantes es en dentro de las actividades financieras, las inmobiliarias y las científicas y técnicas.
«Se necesita mano de obra inmigrante».
Estos datos son un aviso para quienes «ven contraproducente que vengan inmigrantes», porque muestran que «nuestro país necesita mano de obra en determinados sectores y trabajos que la gente de aquí no queremos hacer y que tienen que hacer otros», indicó el secretario provincial de CCOO, José Manuel Muñoz. «Hay trabajo para todos los inmigrantes que están trabajando y para más, por lo que se tiene que acabar con ese debate de la inmigración». Eso sí, Muñoz advirtió que estos trabajadores deben tener las mismas condiciones y trato que el resto. «Con todas las condiciones legales y de convenio que tenemos fijadas para los trabajadores del sector», y, en este punto, recordó la labor de vigilancia del sindicato. Por último, el secretario provincial de CCOO señaló que las cifras son fruto de una época de crecimiento del empleo, tanto en cantidad, como en calidad y estabilidad. Son mejoras que ocurren «en sectores como el campo y la hostelería».