Celia García (20-1-2007. Ciudad Real) y Nayra Solís (16-2-2006. Puertollano)  ya están en casa tras proclamarse campeonas del mundo, la primera vez que lo logra la selección española juvenil de balonmano. Las dos llegaron a Barajas cerca de las 21 horas del lunes y atrás quedaban ya días de muchas emociones y largos viajes. Este martes por la tarde hacían un hueco para visitar La Tribuna y compartir con los integrantes del periódico esta medalla. Celia, con el pelo más corto; y Nayra, teñido de rubio, fruto de las típicas promesas que se relizan cuando se aforntan estos torneos.

«Ha sido una experiencia increíble», relataba Celia García. «Todas estábamos convencidas de que si llegábamos a la final íbamos a ganar», explicaba. Entre las claves del éxito, ambas subrayan la «unión de todo el equipo. Todas confiábamos en todas.  Nos llevamos genial y eso se nota mucho en la pista», afirmaban.

«El objetivo era ganar, ganar y ganar, y seguir creciendo como equipo», afirmó la puertollanera, que recordaba que «nadie daba un duro por nosotros».

Las dos jugadoras, durante su visita a La Tribuna. - Foto: Tomás Fernández de MoyaEn el capítulo de agradecimientos y dedicatorias, Solís tiene un especial recuerdo para los técnicos que ha tenido durante toda su formación. Además, dedicaba este título «a mi familia, mis padres y abuelos, de todos los sacrificios que han hecho por mí llevándome a los entrenamientos. Son los que más me han apoyado en los malos momentos, junto a mis amigas». 

Por su parte, Celia García también se acordaba de  familiares y amigos, y en especial de sus padres, Javier y Lupe, jugadores también de balonmano y que vivieron con ella esta experiencia en China. 

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